lunes, 23 de diciembre de 2019

Dios no duerme, Él siempre nos guarda.


Ministerio Oidores & Hacedores
Por el pastor: Jaiver Caro

Dios no duerme, Él siempre nos guarda.

Dios te bendiga grandemente.

Confiar en Dios y no dudar de su cuidado y compañía, es una de las cosas que más nos cuesta; y no porque Dios no nos haya hablado para trasmitirnos seguridad, sino porque le damos mucho más lugar a la duda que a las verdades de Dios.

Hoy compartiré contigo una palabra muy hermosa y especial, que debe animarte como hijo de Dios, a andar por la senda de la seguridad y la confianza en nuestro Padre celestial.

En esta ocasión hablaremos de nuestro Guardador, si, ese que nunca se duerme, ese que es nuestra sombra a nuestra mano derecha, y ese que guarda siempre nuestra alma.

El Salmo 121 dice:
121:1 Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
121:2 Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
121:3 No dará tu pie al resbaladero,
Ni se dormirá el que te guarda.
121:4 He aquí, no se adormecerá ni dormirá
El que guarda a Israel.
121:5 Jehová es tu guardador;
Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
121:6 El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche.
121:7 Jehová te guardará de todo mal;
El guardará tu alma.
121:8 Jehová guardará tu salida y tu entrada
Desde ahora y para siempre.

Muchos luchamos por entender por qué nos suceden cosas dolorosas en nuestras vidas; muchos nos preguntamos ¿por qué no evitó el Señor que experimentara el dolor? El Salmo que acabamos de leer, nos deja promesas firmes tales como: No dará tu pie al resbaladero, el sol no te fatigará de día, ni la luna de noche, Jehová te guardará de todo mal y Él guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.
Estas son verdades inamovibles, pero muchos interpretamos estas promesas como que Dios nos mantendrá alejados de las dificultades; cuando lo que quiere decir, es que, aunque el camino de la vida sea como un viaje, que, en ocasiones por montañas, desiertos, lluvias, granizo, nieve, pero en medio de todo, tu pie no resbalará. Aún con escollos y trampas, rodillas débiles, pies cansados y enemigos sutiles, ningún hijo de Dios podría mantenerse durante una hora si no fuera por el amor fiel que no permite que nuestro pie de al resbaladero.

Isaías capítulo 43:2 dice:
Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.

El texto NO dice: “te evitaré las aguas, te evitaré los ríos, te evitar el fuego y entiéndase aquí todo esto como situaciones difíciles y fuertes tribulaciones y sufrimientos.
Lo que el texto dice, es que cuando pases por todo esto, yo estaré contigo; y la verdad, es que la presencia de Dios a nuestro lado es lo único y que más necesitamos.

No necesitamos que no haya situaciones que enfrentar, lo que necesitamos, es a nuestro Guardador con nosotros en medio de ellas.
Si el Señor no piensa permitirlo, ni los hombres, ni los demonios podrán hacerlo.

Nuestros enemigos se regocijarán si pudieran provocarnos una caída, sacarnos de nuestra posición y desterrarnos totalmente; y esto podrían hacer, si no fuera por un obstáculo y solamente un obstáculo: El Señor es nuestro Guardador.

Muchas veces Dios permite el dolor y entiende el dolor y además considera un significado más profundo de la aflicción. Con la ayuda de Dios, nos veremos más beneficiados al transitar por el dolor que al evitarlo y puesto que nuestro Padre sabe qué es lo mejor, muchas veces no nos evita el dolor, en vez de esto, nos capacita para soportar las dificultades, dándonos sabiduría y fortaleza.

Las pruebas aparecerán en nuestras vidas, pero por fortuna podemos confiar en Jehová que guardará nuestra alma.

Lo que Dios no nos permite, no lo sufriremos y si lo permite, en ello guardará y preservará nuestras almas; ya que, al fin y al cabo, para Dios esto es lo más importante.

Escucha bien: Nunca se dormirá el que te guarda.

Con miles de millones de personas en el mundo, es difícil comprender cómo es posible que Dios conozca cada detalle de nuestras vidas; y aunque nos parezca imposible, todos los cabellos de nuestra cabeza Dios los tiene contados.

Dios siempre permanece alerta a cada aspecto de nuestra vida; todos los días, cada semana, cada año, de día y de noche.

Si tú que eres padre, le pides a una persona de confianza que cuida tus hijos mientras estás fuera de casa temporalmente ¿qué esperas que esa persona haga? Lo lógico es que esa persona los cuide, les proteja y atienda sus necesidades. Dios promete guardar a sus hijos y esto para Dios no es una carga difícil de llevar; como creo que tampoco lo es para ti al cuidar de los tuyos. Él nos defenderá, nos dará para nuestras necesidades y nos protegerá del mal.

Dios es nuestro guardador de día y de noche. Nada lo desvía, ni nada lo disuade. Ninguna forma de descuido se introduce en Él; ni el más profundo sueño, ni el más ligero reposo. No se cansa nunca; por lo tanto, nunca el sueño no atrapará.

Dios nunca deja de vigilar la casa y el corazón de su pueblo; esta es razón suficiente para que descansemos en perfecta paz. Dios nunca se va; y cuando nos sintamos indefensos, el mismo Dios está cubriendo nuestras cabezas.

Jehová es tu sombra a tu mano derecha.

Así como es imposible que seamos separados de nuestra propia sombra, es imposible que nuestro guardador se separe de nosotros. Sea donde sea que vayamos, Él siempre va con nosotros.

Tú no serás herido por ataques destructivos, ni por intentos secretos de tus enemigos; Él te guardará de todo mal. Tanto del conocido como del desconocido, del visible como del invisible, del predecible como del impredecible. Jehová te guardará de todo mal.

Jehová guardará tu alma.

Dios no es nuestro guardaespaldas, es el guardián de nuestra alma; para no pecar por motivos de pasiones y sentimientos, por motivos de angustia y deseos, y por motivos de temores y miedos.

Él guardará nuestra alma, para que no sea contaminada por el pecado, ni perturbada por la aflicción y la preservará eternamente.

Dios te sostendrá en la vida y aún después de la muerte; saliendo de tu trabajo por la mañana y al regresar a tu casa por la tarde. Estará con nosotros todo el día y no se irá al anochecer, no se irá de nosotros mientras despiertos y no se marchará al oscurecer. Él guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.

Padre celestial, tú eres nuestro Guardador, tú eres nuestro protector. Siempre estás con nosotros. Eres como esa sombra a nuestra mano derecha, inseparable.

No hay nada Señor amado en este mundo, que te pueda separar del lado de tu pueblo. Tú Señor amado, siempre estarás.

Permite bendito Dios, que cuando llegue el temor y el miedo, recordemos que tú vas a nuestro lado.

No hay lugar donde tú no estés con tus hijos; no hay lugar donde tu presencia Dios mío, no vaya con nosotros. Tú no te separarás, no te dormirás nunca.

Dios mío, tú cuidarás tu rebaño, nunca descuidarás tus pequeños y nunca descuidarás tus hijos.

Gracias bendito Dios, porque podemos contar con tu compañía en medio del desierto, en medio de los ríos y en medio del fuego.
Vendrán aflicciones, atravesaremos por el dolor, sentiremos la fuerza de las olas, pero tú has dicho Señor que estarás con nosotros en medio de cualquier situación. Tú eres nuestro guardador, tú eres nuestra sombra a nuestra mano derecha, el sol Señor no nos fatigará de día, ni la luna tampoco de noche.

Gracias Señor, porque donde vayamos, podemos contar contigo. En el nombre de Jesús. Amén.

Dios te bendiga grandemente.

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