lunes, 23 de diciembre de 2019

El versículo que debes conocer si le has fallado a Dios


Ministerio Oidores & Hacedores
Por el pastor: Jaiver Caro

El versículo que debes conocer si le has fallado a Dios

Dios te bendiga grandemente.

La Biblia dice en primera de Juan capítulo 2 versículo 1 lo siguiente:
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

Fallarle a Dios, es pecar contra Él; fallarle a Dios, es desobedecerle; fallarle a Dios, es olvidar su Palabra.

Le fallamos a Dios cuando abandonamos la oración, le fallamos a Dios cuando hacemos las cosas a nuestra manera sin contar con su voluntad, le fallamos a Dios cuando hacemos aquello que Él nos dijo que no hiciéramos, le fallamos a Dios cuando permitimos que cualquier cosa le robe su lugar en nuestras vidas, y le fallamos a Dios cuando su Palabra deja de ser para nosotros quien nos guíe y nos oriente en todo. Y aunque fallarle a Dios nos genere tristeza, aflicción, dolor y frustración, el versículo que acabamos de leer contiene lo que necesitamos saber cuando le hemos fallado a Dios.

Lo primero que dice este versículo de la Biblia es:
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis.

La Palabra de Dios nos es dada para que conozcamos la voluntad de Dios y al hacerla, no pequemos.

La intención de Dios al inspirar este versículo, es que no pequemos; y su voluntad es que cada día prosigamos a un estilo de vida donde le honremos viviendo plenamente alejados de todo pecado.

No pecar, debe ser el objetivo de todo hijo de Dios; y aunque claro está que no llegaremos a ser perfectos sino hasta el día que Dios lo ha señalado, esto es bueno para nosotros, ya que nos da motivos para avanzar sin pensar nunca que ya lo hemos alcanzado.

No debemos pensar acerca del pecado como algo inevitable, ya que, para evitarlo, tenemos claras y suficientes instrucciones en la Palabra de Dios.

Nuestro corazón debe estar en contra de todo pecado y su práctica.

Dios no quiere que pequemos, sino que disfrutemos de plena comunión con Él y que siempre mantengamos el gozo que ello trae consigo, ya que el pecado siempre echa perderlo todo.

Debemos ser precavidos con el pecado, ya que continuamente está buscando ser quien reine en nuestro corazón.

En este punto, vale la pena hacer la siguiente aclaración:

Una cosa son actos sueltos y esporádicos de pecados, y otra muy diferente es una práctica continua y un estado de pecado que mancha de corrupción todo el comportamiento de alguien.

La Biblia también habla de un hijo de Dios como alguien que no ama al pecado, por el contrario, lo ve con horror, no juega con él, y lo mira como una serpiente venenosa la cual debe evitarse a toda costa.

Un verdadero hijo de Dios, ve el pecado como aquel veneno que una vez le causó la muerte, de la cual el mismo Dios le libró.

Es claro, la voluntad de Dios es que no pequemos, pero el texto bíblico también se escribe por si alguno hubiere cometido pecado.

Dios no quiere que le fallamos, pero a la vez, el mismo, sabiendo que muchas veces somos y seremos atraídos por nuestra naturaleza humana, por los engaños del pecado y por la corriente de este mundo, pecaremos. Él mismo, a su vez, nos ha puesto lo necesario para que no temamos acercarnos a Él

El texto dice, que, si alguno peca por haberse descuidado, por haberse dejado engañar, por ceder, porque nos dejamos atraer y seducir, debemos saber que Dios no nos deja sin solución en caso de que le fallamos o pequemos.

Dice el texto, pero si alguno hubiere pecado, hablando de esos pecados ocasionales que nos dejan dolor y frustración por haberle fallado a Dios.

Pero si alguno hubiere pecado, se encuentra en este versículo como una suposición, como si fuera algo de lo que debiéramos de asombrarnos luego de haber recibido tanto amor, misericordia y bondad de Dios quien nos rescató.

Lo normal en nosotros como hijos de Dios, es que no exista la más mínima intención en nuestro corazón de fallarle a un Dios que nos ha dado tanto y que ha hecho tanto por nosotros.

Dios te dice: hijo, no quiero que me falles, pero si me fallas, no quiero que desconfíes porque abogado tienes para que defienda tu causa.

En el resto del texto dice, que abogado tenemos para con el Padre a Jesucristo el justo por si alguno peca bajo cualquier ocasión y bajo cualquier situación.

Dios condena todo pecado, pero también nos da la oportunidad de levantarnos y restaurarnos.

Jesucristo es nuestra provisión, Él es nuestro abogado.

Cuando pecamos y llegamos silenciosamente a Dios en oración, redargüidos y avergonzados y sintiendo que no somos dignos de ser llamados hijos de Dios, en medio de todo esto tenemos un abogado que defiende nuestra causa.

Cristo, Él intercede por mí con su justicia.

Pudiste perder la batalla cuando enfrentaste la tentación, pero no podrás perderla cuando eres llamado a confiar y a depender del abogado que tenemos para con el Padre.

Recuerda, que la manera de ponerle punto final a la culpabilidad del pecado, es sólo a través de la confianza en Cristo.

Cristo nuestro abogado, toma nuestras faltas y nos defiende para librarnos de cualquier culpa y condenación.

Cristo nuestro abogado, nos proporciona defensa de nuestro acusador.

Dios mismo fue quien nos puso delante de Él el abogado que tenemos y se percató de que fuera el mejor y el necesario. No fue una iniciativa tuya, fue de Dios y por esta razón nuestro abogado es confiable.

Nuestro abogado para con el Padre es plenamente capaz de defender a cada uno; Él es Jesús El Salvador, el Cristo, el Mesías, el Ungido de Dios.

Cristo es el amigo con quién contamos en el juicio, Él es escuchado por el Rey y Juez, y aunque nuestro caso no sea fácil, nuestro abogado no pierde caso alguno.

Cuando Cristo se presenta ante el Padre como nuestro abogado, no es para decir algo bueno acerca de nosotros, sino para decir y presentarse Él mismo a favor nuestro. Él no tratará de justificar lo malo que hiciste, ya que no se trata de que nos justifiquemos en nuestro error, sino de que seamos perdonados para seguir adelante.

Si Cristo está de nuestra parte, toda acusación en contra de nosotros es vana.

La Biblia “NO” dice, que si alguien peca ha perdido a su intercesor; por el contrario, en todo tiempo tenemos a un abogado para con el Padre.

La falta y el pecado que has cometido, no hace que Cristo pierda el interés en tu caso; Él siempre está allí para decirte, que, si te duele haber pecado, te entristece haberle fallado, Él está aquí para nuestra defensa y perdón, para que así no desmayes y quedes postrado en el camino, si no para que sigas y avances.

Jesucristo es nuestro abogado escogido por Dios; por lo tanto, está autorizado, está calificado, las palabras que usa son las adecuadas y certeras, su método es infalible y sus resultados siempre aprobados.

Es Jesucristo el justo, y si es justo, mi causa es buena y la ha aceptado como propia. Él mismo se declara mi sustituto y pone su obediencia favor mío.

Ahora bien, las verdades que hemos escuchado no nos dan licencia para pecar; si no, por el contrario, nos invitan a no pecar en lo absoluto; y si has pecado y le has fallado a Dios, confiésalo y apártate de ello y confía en tu abogado Jesucristo el justo, quien no fracasará en defender tu causa.

Dios y Padre, te damos gracias en esta hora porque nos permite es acercarnos a ti.

Confesamos todo pecado Señor que hayamos cometido en tu presencia. Levantarnos y limpiarnos, porque abogado tenemos para con el Padre Jesucristo el justo dice tu Palabra.

Él tomará mi causa, me defiende, y aunque sea muy duro o muy penetrante el pecado, Él es poderoso para levantarme limpiarme y restaurarme.

No hay causa que Él no pueda defender, no hay caso que Él pueda perder, todos los gana y conmigo no será la excepción.

Ganará mi caso y me sacará como inocente, limpio y perdonado.

Gracias amado Padre, en el nombre de Cristo Jesús. Amén.


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Dios siempre tiene la razón


Ministerio Oidores & Hacedores
Por el pastor: Jaiver Caro

Dios siempre tiene la razón

Dios te bendiga en gran manera.

La Biblia dice en Job capítulo 12 versículo 13 lo siguiente: Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia.

Cuando Dios nos habla en su Palabra, a través de su Espíritu y por medio de las circunstancias, siempre habrá dos cosas para nosotros que pensar al respecto.

La primera, es que podemos llegar a estar totalmente de acuerdo con Él y que le hallemos la razón en todo lo que dice y hace.

Lo segundo, es que estemos en desacuerdo y que no aceptemos lo que dice porque creemos que no tiene la razón.

Este mensaje se titula: Dios siempre tiene la razón, y en efecto la tiene, no porque sea terco, obstinado y no deje a nadie más opinar; Él tiene la razón, porque Él es Dios, lo ve todo, lo anticipa todo y lo sabe todo.

Dudar y poner en tela de juicio lo que Dios dice tiene terribles consecuencias, no atenderlo e ignorarlo, nos puede llevar por caminos peligrosos e inciertos; pero escucharlo y considerar que Él tiene la razón, te traerá paz, tranquilidad, descanso, dirección, consuelo y satisfacción de tener como Padre y Dios a alguien que siempre tiene la razón en medio de un mundo que vive en confusión.

A continuación, conoceremos 5 cosas en las que Dios tiene siempre la razón y el por qué Él tiene la razón.

PRIMERO. Dios siempre tiene la razón en lo que aconseja.
Proverbios capítulo 19 versículo 21 dice:
Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; Mas el consejo de Jehová permanecerá.

Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y en ese plan está incluida la corrección, la dirección y la fortaleza y Él lleva a cabo todo esto por medio de su Espíritu y su Palabra.

Muchas veces hacemos nuestros propios planes y luego pedimos la dirección a Dios y cuando las cosas no salen bien, pensamos que fue Dios quien se equivocó; pero para evitar esto, debemos buscar primero la voluntad y el Consejo de Dios. Esto se logra al pensar constantemente en Él y en la forma en que desea que vivamos; sólo así lograremos tener una panorámica que nos ayudará a tomar decisiones acertadas que nos permitirán vivir una vida en la forma que Dios desea.

Deja que te aconseje, recibe su consejo que es siempre acertado, ya que siempre tiene la razón en lo que aconseja.

No esperes de Dios nunca un mal consejo, Él siempre nos da la palabra correcta y acertada conforme a nuestra necesidad.

SEGUNDO. Dios siempre tiene la razón en aquello que dice “NO”
1 Corintios capítulos 10 versículo 23 dice:
Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.

Si Dios dice en su Palabra que todo es ilícito, donde lo que es lícito es aquello que está de acuerdo con la razón o con lo que se considera justo y razonable y aun así no todo edifica o no todo nos hace bien, creámosle.

Muchos decimos que somos libres de hacer lo que queramos, tal vez tengamos razón, pero si Dios ha dicho que no todo lo que se quiere conviene, creámosle porque Él siempre tiene la razón.

Dios no nos dicen “NO”, sólo para satisfacer un capricho suyo; los “NO” de Dios nos preservan, nos guardan y nos capacitan para lo que viene.
Créele a Dios cuando te diga que NO, porque él siempre tiene la razón.

TERCERO. Dios siempre tiene la razón en lo que da y en la medida que lo da.
La Biblia dice 1 Timoteo capítulo 6 versículo 8 lo siguiente:
Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.

Dios no desea que seamos esclavos de nuestros deseos, puede que tengamos lo necesario para vivir, pero nos volvemos ansiosos y descontentos por lo que simplemente es un deseo.

Debemos decidir estar satisfechos con lo que tenemos en el momento, ya que Dios sabe cuándo darnos más. Él siempre tiene la razón acerca de la cantidad en la que nos da todas las cosas; Él sabe cuándo restar y cuando sumar; Él sabe cuándo darnos más, pero, ten contentamiento con lo que tienes ahora y siempre se agradecido.

CUARTO. Dios siempre tiene la razón en lo que considera permitirnos.
La Biblia dice en Job capítulo 23 versículo 10 lo siguiente:
Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro.

Murmurar en contra de las disposiciones de Dios es un peligro. Dios no nos permiten nada en vano, con despropósito, o por diversión; Él siempre usa de sabiduría.

Dios es sabio y fiel y hará que nuestras cargas sean según nuestra naturaleza o según podamos soportar. Sólo Él sabe lo que podemos soportar; además, siempre en todo tiene una salida.

La intención de Dios no es que seamos devorados si no refinados; por lo tanto, confía porque Él siempre tiene la razón en lo que nos permite.

QUINTO. Dios siempre tiene la razón cuando nos corrige.

La Biblia dice en Hebreos capítulo 12 versículos 5-6 lo siguiente:
y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.

Dios siempre ha de corregir a sus hijos y lo hará por lo que Él considere necesario.

Dios no es un padre inexperto, Él no está en una escuela para padres, Él es nuestro Padre celestial perfecto, siempre sabio y quien tiene la razón siempre en lo que hace.

Nuestros padres terrenales, nos castigaban algunas veces sólo para satisfacer sus propias pasiones más que para corregir nuestro comportamiento; pero nuestro Padre celestial nunca corrige a sus hijos si no lo necesitan y si nos corrige lo hace siempre para nuestro provecho y con justa razón.

Si Dios te corrige, Él sabe lo que hace y tiene la razón en ello.

Debemos saber que lo que Dios hace, lo hace siempre con un propósito y ese propósito permanece firme y nada puede impedir que lo que Él ha dicho se cumpla.

Podremos llegar a ver inconsistencias en los demás e incluso en nosotros mismos, pero Dios es completamente digno de confianza, Él en todo tiene la razón.

Ahora, respondamos la siguiente pregunta:

¿Por qué Dios siempre tiene la razón?

PRIMERO. Porque Dios conoce las consecuencias de cada acción o decisión.

La Biblia dice en Gálatas capítulo 6 versículos 7-8 lo siguiente:
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

Como Dios siempre tiene la razón, debemos creerle cuando dice que toda acción tiene una reacción y que en cada cosa que hagamos cosecharemos las consecuencias; si él lo ha dicho, así es, Él tiene la razón en todo.

Si pecamos, no podemos pretender cosechar del pecado cosas buenas; en cambio, como Dios desea que tengamos vida, nos aconseja que sembremos para el Espíritu y que no nos cansemos de hacer el bien si deseamos tener una buena cosecha.

Cuando Dios le dijo a Adán y a Eva que no comieran del fruto del conocimiento del bien y del mal porque el día en que esto hicieran morirían, Él no mentía, Él hablaba en serio, ellos hicieron lo contrario y cosecharon graves consecuencias.
Dios tenía la razón en lo que les había dicho.

Dios nunca nos mentiría, Él siempre tiene la razón, por lo tanto, cuando nos hable creámosle.

SEGUNDO. Dios siempre tiene la razón, porque Él conoce los tiempos de todo.
Eclesiastés capítulo 3 versículo 11 dice lo siguiente:
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.

A lo que Dios dice, no hay que añadirle ni disminuirle y si algo ha de pasar Dios lo sabe todo, lo que pasó también lo conoce. Creámosle cuando nos hable.

El conoce los tiempos, puede anticiparse a cualquier cosa y esto hace que siempre tenga la razón.

TERCERO. Dios siempre tiene la razón, porque Él nunca se equivoca.
La Biblia dice en Salmos capítulo 19 versículo 9 lo siguiente:
El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.

Las palabras de Dios y toda su verdad es coherente con Él y con sus propósitos, en Él no hay injusticia, ni equivocación en ninguno de sus dichos.

No hay manera de que Dios se equivoque, ya que todo su ser está hecho de la verdad plena. En Dios no habita la más mínima intención de mentir y su conocimiento pleno de todas las cosas le impide que se equivoque; esto hace que Él siempre tenga la razón.

CUARTO. Dios siempre tiene la razón, porque Él conoce todo.
La Biblia dice en Job capítulo 23 versículo 10 lo siguiente:
Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro.

Si Dios te corrige, te recuerda algo, o en cualquier cosa que te diga con respecto a ti, creerle, pues el conoce el corazón y todo de ti.

No hay nada demasiado pequeño que Él no pueda ver, no hay nada demasiado grande que Él no pueda comprender, no hay misterio que Él no pueda resolver y no hay duda que Él no pueda despejar. Esto hace que siempre tengas la razón.

QUINTO y último. Él siempre tiene la razón en todo, porque Él es sabio, inteligente y perfecto.
La Biblia dice en Job capítulo 12 versículo 13 lo siguiente:
Con Dios está la sabiduría y el poder; Suyo es el consejo y la inteligencia.

No podemos desconfiar de un Dios cuya naturaleza es poder sabiduría y toda inteligencia.

Dios ofrece a los hombres siempre el mejor consejo en todos los casos, los cuales nos ayudarán a simplificar todo problema.

Su sabiduría nos da tranquilidad y su inteligencia debe provocar en nosotros admiración y gratitud hacia nuestro Padre celestial, quien siempre tiene la razón en todo.

Ahora escucha bien lo que te diré:

Si no entiendes los porqués, recuerda que Dios siempre tiene la razón.

Si preguntas que hasta cuando, recuerda que Dios siempre tiene la razón.

Si estas confundido, recuerda que Dios siempre tiene la razón.

Si no sabes qué hacer, Dios si, Él siempre tiene la razón.

Lleva esta gran verdad a tu corazón, repítela en tu mente hasta que la interiorices y la creas y te convenzas de que Dios siempre tiene la razón en todo.


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Así lograrás orar en todo tiempo y lugar.


Ministerio Oidores & Hacedores
Por el pastor: Jaiver Caro

Así lograrás orar en todo tiempo y lugar.

Dios te bendiga grandemente.

La Biblia dice en Efesios capítulo 6 versículo 18 lo siguiente:
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.

Establecer tiempos para dedicarse a la oración, es un privilegio y el deber de cada hijo de Dios.

El profeta Daniel oraba tres veces al día y David dice:
Siete veces al día te alabo
A causa de tus justos juicios.
Salmo 119 versículo 164

Orar es bueno para tu corazón, bueno para tu mente y bueno para tu integridad espiritual y moral.

Es bueno que dediquemos ciertos espacios de tiempo y digamos: Estos pertenecen a Dios y trataré de ser puntual con Él, tanto como lo sería con aquella persona a quien no le fallaría.

No debemos ser fríos, ni cansarnos en el deber de la oración; mucho menos sabiendo que la invitación de nuestro padre celestial, es que nos acerquemos a Él sin cesar, en todo tiempo y de manera constante.

La Biblia dice en Romanos capítulo 12 versículo 12 lo siguiente:
gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración.

1 Tesalonicenses capítulo 5 versículo 17 dice: Orad sin cesar.

Si son muchas nuestras oraciones, también lo serán las respuestas de Dios. Pero sucede que cuando las cosas van bien, acostumbramos a descuidar la oración, pero cuando estamos en dificultades todos terminamos orando.

El deseo de Dios, es que sea cual sea nuestra situación, oremos sin cesar.

Debemos orar con toda clase de oración: con oración pública, privada, secreta, social y solitaria. Debemos orar con todas las partes de la oración: adoración, acción de gracias, confesión de pecados, peticiones de misericordia y alabanzas a Dios por los favores recibidos.

Cuando nuestros pensamientos se vuelven hacia la preocupación, el temor, el desánimo y el enojo, debemos prontamente convertir cada pensamiento en oración y cada oración en acción de gracias.

A lo largo del día, la oración debe ser nuestra primera respuesta ante cada situación de inquietud y ansiedad y ante cada tarea que consideremos difícil de realizar; y ya que continuamente estamos enfrentando situaciones difíciles, debemos orar en todo tiempo, pero si estamos en plena quietud y paz, también debemos orar sin cesar.

Orar en todo tiempo, no significa que debemos estar en una postura de cabeza inclinada y ojos cerrados todo el día, tampoco es hablar sin parar, tampoco consiste en repetir nuestra oración para extenderla en el tiempo.

Orar en todo tiempo, es una actitud de conciencia de Dios y rendición a Él, que mantenemos todo el tiempo.

La oración continua es en esencia, una continua dependencia de Dios.

Orar en todo tiempo, significa orar constantemente y en cualquier circunstancia con la ayuda del Espíritu Santo.

Ahora, respondamos la siguiente pregunta:
¿Cómo puede una persona orar en todo tiempo?

La oración continua, persistente, e insistente, es una parte esencial de la vida de todo creyente y surge de la necesidad y la dependencia de Dios.

La oración continua, debe ser para nosotros como el respirar. No debemos hacer fuerza ni ejercer ninguna presión, sino que es ejercida de manera natural y por necesidad, la cual, si la interrumpes, puedes llegar a sentir que te ahogas y mueres.

Así como no permites que nada corte tu respiración natural, no debes permitir que nada corte tu constante orar, ya que es nuestra mayor necesidad.

Para orar en todo tiempo, cada momento de nuestras vidas debe ser vivido con la conciencia de que Dios está con nosotros y de que Él está activamente involucrado y comprometido en nuestros pensamientos y acciones.

Una de las maneras más eficaces para orar en todo tiempo, aparte de mantener una actitud de oración, es cuando hacemos de la oración una respuesta habitual para cada situación que enfrentamos.

Otra forma de orar en todo tiempo, es subordinando nuestras vidas alrededor de los deseos de Dios y de sus enseñanzas, al grado que toda nuestra vida llegue a ser una oración.

No necesitamos aislarnos de otras personas y de las actividades diarias para orar sin cesar, podemos hacer de la oración nuestra vida y nuestra vida una constante oración por un mundo que necesita de la influencia poderosa de Dios.

Una obra puede ser un acto de oración, ya que algunas oraciones toman la forma de acciones.

Amar a los demás y buscar su bienestar, es un tipo de oración práctica.

Cumplir con lo que Dios nos ha ordenado, es otro tipo de oración práctica.

Hacer la voluntad de Dios, con frecuencia es el tipo de oración más aceptable delante de Él; pero, para llegar a vivir así, continuamente necesitamos derramar con palabras nuestro corazón delante de Dios. También podemos orar con nuestro silencio, enfocando nuestros pensamientos en contemplar la hermosura y grandeza de Dios, esto se puede convertir en una oración que es demasiado elocuente para expresarse con palabras. Esta oración no necesita de sonidos, no vaya a ser que éstos rompan el encanto del silencio divino que se establece.

Una buena oración, es postrarse ante Dios en silencio, suspirar y llorar y gemir según el Espíritu Santo te guíe.

Todo esto es oración, cualquiera sea la forma que se asuma.

No podremos estar todo el tiempo de rodillas, pero sí es posible asumir una actitud de oración todo el tiempo. Esta actitud se constituye sobre la base de nuestra dependencia de Dios, tomando en cuenta que está con nosotros y con la determinación nuestra de siempre obedecerle. Si hacemos esto, hallaremos que es natural orar con frecuencia y espontáneamente, aunque sea con oraciones cortas de manera continua.

Una actitud de oración, no sustituye el tiempo dedicado a ella, pero si, lo uno con lo otro se complementa.

Orar sin cesar, no sólo habla de nuestro deber constante, cada momento, cada hora, cada día del año, sino que, también nos dice que es la voluntad de Dios que continuamente vengamos a Él, y, además, me deja ver su constante disposición para recibirnos como quien nunca está ocupado para atendernos.

Dondequiera que busquemos al Señor con corazones sinceros, allí lo encontraremos. Cuando quiera que lo hagamos, Él nos oirá.

Dios el rey de Reyes, ha invitado a todos sus hijos a venir a Él cuantas veces quieran.

Debemos orar sin cesar y mantenernos siempre con acciones de gracias al Señor, no sólo por las cosas prósperas y agradables, sino también, por las dificultades, por las disciplinas y correcciones y porque Dios designa todo para nuestro bien, aunque en la actualidad no veamos en qué nos puede ayudar la circunstancia.

Cuando el apóstol Pablo deseaba algo, él sabía muy bien cuál era la manera de lograrlo seguramente.
La Biblia dice en primera 1 Tesalonicenses capítulo 3 versículo 10 lo siguiente:
orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe. Y Cristo, antes de cada hecho importante en su vida, apartaba tiempo para dedicarse a orar toda una noche.
La Biblia dice en Lucas capítulo 6 versículos 12 lo siguiente:
En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.

Asegúrate de que cada decisión importante en tu vida, sea tomada después de orar.

Te pregunto: ¿Habrá alguna excusa para no orar?

Si no puedes hacerlo de rodillas, hazlo de pie, si no puedes de pie, hazlo sentado, si no puedes sentado, hazlo acostado, si no puedes hablar, hazlo en tu mente y si no tienes palabras, deja que Dios te hable.

Si no tienes ganas de orar, hazlo sin ganas, si no sabes orar, el Espíritu Santo te ayudará.

Ora en invierno, en verano, en otoño, en primavera, en temporada de lluvia o en temporada de sequía. No hay excusas para no orar.

No importa si tienes o no necesidades, si estás de ánimo o no, con salud o enfermedad, ora en todo tiempo.

La medianoche no es demasiado tarde para Dios, al amanecer, cuando se avistan las primeras luces del día, no es demasiado temprano para el Señor. Si es medio día, no está demasiado ocupado, y cuando llega la noche, no está demasiado cansado con las oraciones de sus hijos.

Poder orar en todo momento, es el más dulce y valioso privilegio otorgado al creyente, para que, a cualquier hora, abra su corazón Señor.

Las puertas del templo del amor de Dios nunca se cierran; Permitamos que nuestro corazón siempre a ti te allí.

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