lunes, 23 de diciembre de 2019

Así lograrás orar en todo tiempo y lugar.


Ministerio Oidores & Hacedores
Por el pastor: Jaiver Caro

Así lograrás orar en todo tiempo y lugar.

Dios te bendiga grandemente.

La Biblia dice en Efesios capítulo 6 versículo 18 lo siguiente:
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.

Establecer tiempos para dedicarse a la oración, es un privilegio y el deber de cada hijo de Dios.

El profeta Daniel oraba tres veces al día y David dice:
Siete veces al día te alabo
A causa de tus justos juicios.
Salmo 119 versículo 164

Orar es bueno para tu corazón, bueno para tu mente y bueno para tu integridad espiritual y moral.

Es bueno que dediquemos ciertos espacios de tiempo y digamos: Estos pertenecen a Dios y trataré de ser puntual con Él, tanto como lo sería con aquella persona a quien no le fallaría.

No debemos ser fríos, ni cansarnos en el deber de la oración; mucho menos sabiendo que la invitación de nuestro padre celestial, es que nos acerquemos a Él sin cesar, en todo tiempo y de manera constante.

La Biblia dice en Romanos capítulo 12 versículo 12 lo siguiente:
gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración.

1 Tesalonicenses capítulo 5 versículo 17 dice: Orad sin cesar.

Si son muchas nuestras oraciones, también lo serán las respuestas de Dios. Pero sucede que cuando las cosas van bien, acostumbramos a descuidar la oración, pero cuando estamos en dificultades todos terminamos orando.

El deseo de Dios, es que sea cual sea nuestra situación, oremos sin cesar.

Debemos orar con toda clase de oración: con oración pública, privada, secreta, social y solitaria. Debemos orar con todas las partes de la oración: adoración, acción de gracias, confesión de pecados, peticiones de misericordia y alabanzas a Dios por los favores recibidos.

Cuando nuestros pensamientos se vuelven hacia la preocupación, el temor, el desánimo y el enojo, debemos prontamente convertir cada pensamiento en oración y cada oración en acción de gracias.

A lo largo del día, la oración debe ser nuestra primera respuesta ante cada situación de inquietud y ansiedad y ante cada tarea que consideremos difícil de realizar; y ya que continuamente estamos enfrentando situaciones difíciles, debemos orar en todo tiempo, pero si estamos en plena quietud y paz, también debemos orar sin cesar.

Orar en todo tiempo, no significa que debemos estar en una postura de cabeza inclinada y ojos cerrados todo el día, tampoco es hablar sin parar, tampoco consiste en repetir nuestra oración para extenderla en el tiempo.

Orar en todo tiempo, es una actitud de conciencia de Dios y rendición a Él, que mantenemos todo el tiempo.

La oración continua es en esencia, una continua dependencia de Dios.

Orar en todo tiempo, significa orar constantemente y en cualquier circunstancia con la ayuda del Espíritu Santo.

Ahora, respondamos la siguiente pregunta:
¿Cómo puede una persona orar en todo tiempo?

La oración continua, persistente, e insistente, es una parte esencial de la vida de todo creyente y surge de la necesidad y la dependencia de Dios.

La oración continua, debe ser para nosotros como el respirar. No debemos hacer fuerza ni ejercer ninguna presión, sino que es ejercida de manera natural y por necesidad, la cual, si la interrumpes, puedes llegar a sentir que te ahogas y mueres.

Así como no permites que nada corte tu respiración natural, no debes permitir que nada corte tu constante orar, ya que es nuestra mayor necesidad.

Para orar en todo tiempo, cada momento de nuestras vidas debe ser vivido con la conciencia de que Dios está con nosotros y de que Él está activamente involucrado y comprometido en nuestros pensamientos y acciones.

Una de las maneras más eficaces para orar en todo tiempo, aparte de mantener una actitud de oración, es cuando hacemos de la oración una respuesta habitual para cada situación que enfrentamos.

Otra forma de orar en todo tiempo, es subordinando nuestras vidas alrededor de los deseos de Dios y de sus enseñanzas, al grado que toda nuestra vida llegue a ser una oración.

No necesitamos aislarnos de otras personas y de las actividades diarias para orar sin cesar, podemos hacer de la oración nuestra vida y nuestra vida una constante oración por un mundo que necesita de la influencia poderosa de Dios.

Una obra puede ser un acto de oración, ya que algunas oraciones toman la forma de acciones.

Amar a los demás y buscar su bienestar, es un tipo de oración práctica.

Cumplir con lo que Dios nos ha ordenado, es otro tipo de oración práctica.

Hacer la voluntad de Dios, con frecuencia es el tipo de oración más aceptable delante de Él; pero, para llegar a vivir así, continuamente necesitamos derramar con palabras nuestro corazón delante de Dios. También podemos orar con nuestro silencio, enfocando nuestros pensamientos en contemplar la hermosura y grandeza de Dios, esto se puede convertir en una oración que es demasiado elocuente para expresarse con palabras. Esta oración no necesita de sonidos, no vaya a ser que éstos rompan el encanto del silencio divino que se establece.

Una buena oración, es postrarse ante Dios en silencio, suspirar y llorar y gemir según el Espíritu Santo te guíe.

Todo esto es oración, cualquiera sea la forma que se asuma.

No podremos estar todo el tiempo de rodillas, pero sí es posible asumir una actitud de oración todo el tiempo. Esta actitud se constituye sobre la base de nuestra dependencia de Dios, tomando en cuenta que está con nosotros y con la determinación nuestra de siempre obedecerle. Si hacemos esto, hallaremos que es natural orar con frecuencia y espontáneamente, aunque sea con oraciones cortas de manera continua.

Una actitud de oración, no sustituye el tiempo dedicado a ella, pero si, lo uno con lo otro se complementa.

Orar sin cesar, no sólo habla de nuestro deber constante, cada momento, cada hora, cada día del año, sino que, también nos dice que es la voluntad de Dios que continuamente vengamos a Él, y, además, me deja ver su constante disposición para recibirnos como quien nunca está ocupado para atendernos.

Dondequiera que busquemos al Señor con corazones sinceros, allí lo encontraremos. Cuando quiera que lo hagamos, Él nos oirá.

Dios el rey de Reyes, ha invitado a todos sus hijos a venir a Él cuantas veces quieran.

Debemos orar sin cesar y mantenernos siempre con acciones de gracias al Señor, no sólo por las cosas prósperas y agradables, sino también, por las dificultades, por las disciplinas y correcciones y porque Dios designa todo para nuestro bien, aunque en la actualidad no veamos en qué nos puede ayudar la circunstancia.

Cuando el apóstol Pablo deseaba algo, él sabía muy bien cuál era la manera de lograrlo seguramente.
La Biblia dice en primera 1 Tesalonicenses capítulo 3 versículo 10 lo siguiente:
orando de noche y de día con gran insistencia, para que veamos vuestro rostro, y completemos lo que falte a vuestra fe. Y Cristo, antes de cada hecho importante en su vida, apartaba tiempo para dedicarse a orar toda una noche.
La Biblia dice en Lucas capítulo 6 versículos 12 lo siguiente:
En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.

Asegúrate de que cada decisión importante en tu vida, sea tomada después de orar.

Te pregunto: ¿Habrá alguna excusa para no orar?

Si no puedes hacerlo de rodillas, hazlo de pie, si no puedes de pie, hazlo sentado, si no puedes sentado, hazlo acostado, si no puedes hablar, hazlo en tu mente y si no tienes palabras, deja que Dios te hable.

Si no tienes ganas de orar, hazlo sin ganas, si no sabes orar, el Espíritu Santo te ayudará.

Ora en invierno, en verano, en otoño, en primavera, en temporada de lluvia o en temporada de sequía. No hay excusas para no orar.

No importa si tienes o no necesidades, si estás de ánimo o no, con salud o enfermedad, ora en todo tiempo.

La medianoche no es demasiado tarde para Dios, al amanecer, cuando se avistan las primeras luces del día, no es demasiado temprano para el Señor. Si es medio día, no está demasiado ocupado, y cuando llega la noche, no está demasiado cansado con las oraciones de sus hijos.

Poder orar en todo momento, es el más dulce y valioso privilegio otorgado al creyente, para que, a cualquier hora, abra su corazón Señor.

Las puertas del templo del amor de Dios nunca se cierran; Permitamos que nuestro corazón siempre a ti te allí.

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