Dios te bendiga
grandemente
Santiago capítulo 5 versículo
13 dice:
¿Está
alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante
alabanzas.
En los momentos
difíciles, nada es más oportuno que la oración, pues es aquí donde el espíritu
está más humillado y el corazón quebrantado y doblado.
Es necesario ejercer fe
y esperanza en las dificultades y la oración es el medio establecido para poder
incrementar estas gracias.
Mientras más dolor
sintamos, más gracia necesitamos y más cerca de nuestro consolador venimos.
El consuelo de un hijo
de Dios en la oscuridad es la oración. El momento difícil nos hace recordar las
promesas, las promesas de Dios alimenta nuestra fe y la fe nos conduce a la
oración.
Todos experimentamos
tiempos difíciles, tendremos presiones económicas, problemas familiares y de
salud; dificultades laborales y diferentes tipos de oposición. Muchos enfrentan
una separación, la pérdida de un ser querido y algunos que teniéndolo todo no
hallan satisfacción y se sienten vacíos.
La lista de problemas
podría ser interminable, por lo tanto, es esencial que entendamos que el
Consejo de Dios es que si estamos en alguna de esta situación hagamos oración y
que reaccionemos de la manera que Él desea.
Dios desea que oremos a
Él si estamos en momentos difíciles y hoy aprenderemos a cómo hacerlo por medio
de los siguientes ejemplos bíblicos.
Hechos capítulo 16
versículos 23 - 25 dice:
Después de
haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los
guardase con seguridad.
El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.
Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.
El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.
Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.
No hay nada mejor que
poner a convivir nuestro momento difícil juntamente con la oración y esto fue
lo que hicieron Pablo y Silas.
Un momento difícil nos
llena de angustia y temor, pero si lo ponemos a convivir junto con la oración
en el mismo ser, la dificultad no tiene otra salida que reducirse a cenizas.
Que te golpeen, que te
desnuden y azoten y luego te pongan en un lugar oscuro y húmedo donde te toque
estar sentado o acostado y lidiar allí con las heridas aún frescas y todo de
manera injusta, desierto resulta esto en un momento muy difícil; pero todo esto,
aunque sea duro, no debe apagar tu oración, por el contrario, debe ser aún más
ferviente.
Sentirse hundido, atrapado
y encarcelado puede ser difícil, pero de ti depende hacer de esa cárcel física
o emocional un lugar de oración y devoción a Dios.
Como en toda oración,
siempre será válido contarle a Dios todo; cómo estamos, cómo nos sentimos y qué
estamos afrontando; pero también es necesario decirle cuánto le necesitamos.
Si no sabes cómo
hacerlo, aprende de las siguientes palabras.
El Salmo 109 versículos
21 - 28 dice:
Y tú,
Jehová, Señor mío, favoréceme por amor de tu nombre;
Líbrame, porque tu misericordia es buena.
Porque yo estoy afligido y necesitado,
Y mi corazón está herido dentro de mí.
Me voy como la sombra cuando declina;
Soy sacudido como langosta.
Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno,
Y mi carne desfallece por falta de gordura.
Yo he sido para ellos objeto de oprobio;
Me miraban, y burlándose meneaban su cabeza.
Ayúdame, Jehová Dios mío;
Sálvame conforme a tu misericordia.
Y entiendan que esta es tu mano;
Que tú, Jehová, has hecho esto.
Maldigan ellos, pero bendice tú;
Levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo.
Líbrame, porque tu misericordia es buena.
Porque yo estoy afligido y necesitado,
Y mi corazón está herido dentro de mí.
Me voy como la sombra cuando declina;
Soy sacudido como langosta.
Mis rodillas están debilitadas a causa del ayuno,
Y mi carne desfallece por falta de gordura.
Yo he sido para ellos objeto de oprobio;
Me miraban, y burlándose meneaban su cabeza.
Ayúdame, Jehová Dios mío;
Sálvame conforme a tu misericordia.
Y entiendan que esta es tu mano;
Que tú, Jehová, has hecho esto.
Maldigan ellos, pero bendice tú;
Levántense, mas sean avergonzados, y regocíjese tu siervo.
El Salmo 119 versículo
107 dice:
Afligido
estoy en gran manera;
Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.
Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.
El Salmo 70 versículo 5
dice:
Yo estoy
afligido y menesteroso;
Apresúrate a mí, oh Dios.
Ayuda mía y mi libertador eres tú;
Oh Jehová, no te detengas.
Apresúrate a mí, oh Dios.
Ayuda mía y mi libertador eres tú;
Oh Jehová, no te detengas.
En otras palabras: Dios
mío,
yo soy muy pobre, y
estoy muy necesitado; ¡ven pronto!
Dame tu ayuda, dame la
libertad; ¡no te tardes!
Este llamado de
emergencia se debe a que el salmista consideraba que Dios era el único que en
estos momentos le podía ayudar.
El otro ejemplo muy
importante es la oración de Job.
La oración de Job en
medio de su momento difícil, la encontramos en su Libro en el capítulo 42
versículos 1-6 dice:
Respondió
Job a Jehová, y dijo:
Yo conozco que todo lo puedes,
Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?
Por tanto, yo hablaba lo que no entendía;
Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.
Oye, te ruego, y hablaré;
Te preguntaré, y tú me enseñarás.
De oídas te había oído;
Mas ahora mis ojos te ven.
Por tanto, me aborrezco,
Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Yo conozco que todo lo puedes,
Y que no hay pensamiento que se esconda de ti.
¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento?
Por tanto, yo hablaba lo que no entendía;
Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.
Oye, te ruego, y hablaré;
Te preguntaré, y tú me enseñarás.
De oídas te había oído;
Mas ahora mis ojos te ven.
Por tanto, me aborrezco,
Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Continuamente Job
manifestaba su dolor frente a lo que pasaba, pero él supo exponer su caso ante
Dios.
Job tuvo que lidiar de
manera repentina con la pérdida de sus bienes, la muerte de sus hijos y su
propia enfermedad.
Recordemos que el
momento difícil de Job no era por falta de integridad, y aunque sus amigos y
muchas personas lo cuestionaban por esto, Dios de antemano ya había hecho una
defensa de quien era. Para llegar a esta oración, Job debió pasar por
situaciones difíciles, en las cuales expresó toda su problemática a Dios.
Job reconoció en su
oración lo siguiente:
PRIMERO. Que Dios todo
lo sabía y todo lo conocía.
Jeremías capítulo 32
versículo 17 dice:
¡Oh Señor
Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu
brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti;
y el versículo 27 dice:
He aquí que
yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?
Si hay algo que no
podemos perder de vista, es que por más duro y difícil que sea el momento que
vivimos, a Dios no le queda imposible ayudarnos y guiarnos en medio de él.
Dios es todopoderoso y
tiene un propósito inevitable en todo lo que hace.
SEGUNDO. Reconoció que
hablaba de cosas que no alcanzaba a comprender.
Así suele pasar con
nosotros, sólo nos quedamos reclamando y especulando acerca de las cosas y
aunque los planes de Dios son perfectos no siempre los conocemos y al hablar
terminamos metidos en áreas que escapan de la comprensión humana.
Pecamos cuando
preguntamos enojados ¿Si Dios tiene el control, por qué permite que esto suceda?
Debido a que estamos
atrapados en el tiempo y no somos capaces de ver más allá del día de hoy, no
podemos conocer todas las razones de lo que pasa; pero a pesar de esto, hay una
verdad inamovible: No importa cuál sea la situación, Dios está en control.
LO TERCERO que hizo Job
es muy claro en el versículo 6; dice:
Por tanto,
me aborrezco,
Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Las situaciones
difíciles nos llevan a quejarnos y hablar mal. En este momento, Dios nos ve
como chiquillos desesperados y angustiados; sin embargo, Él espera que rectifiquemos
lo que hemos dicho y si le hemos ofendido nos arrepintamos.
Job oró en medio de su
momento difícil, el logró captar la atención de Dios; ahora Dios hablaba con él
y él podía verle obrar más allá de lo que podía imaginar.
Para terminar, uno de
los ejemplos más grandes acerca de cómo debemos orar en los momentos difíciles
nos lo dejó Nuestro Señor Jesucristo.
Leamos o Mateo capítulo
26 versículos 38 - 39 dice:
Entonces Jesús les
dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad
conmigo.
Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
Estos versículos nos
describen lo difícil de la situación en que el Señor se encontraba.
-Mi alma está
destrozada de tanta tristeza. fueron sus palabras.
Lo dura y difícil que
fue la situación que el Señor vivió, fue a tal intensidad que ningún ser humano
puede entenderlo cabalmente.
Su oración nos revela
su terrible sufrimiento; su agonía fue tan dura como su muerte, ya que tuvo que
pagar personalmente por todos los pecados y experimentar la separación de su Padre.
Jesús sabía lo que le
esperaba y sabía por qué, sin embargo, Él confió en la voluntad de su Padre.
En medio de toda esta
tristeza, el Señor se dispuso a orar y para fortuna nuestra tenemos
conocimiento de cuáles fueron sus palabras y así discernir cómo fue su oración.
PRIMERO. Su oración fue
una oración a solas.
La oración a solas nos
permite intimar con Dios y sentirle cerca.
La oración a solas nos
permite estar con Dios sin ninguna distracción y sin ninguna interrupción.
SEGUNDO. Su oración fue
una oración humilde.
El pasaje dice que se
postró sobre su rostro o se arrodilló; en otras palabras, se rebajó ante una
autoridad superior.
Orando, debemos
reconocer cuál es el lugar de nuestra voluntad y de nuestros deseos. Debemos
saber que todo lo que necesitamos yace al frente de un Dios que sabe todas las
cosas.
TERCERO. Su oración fue
una oración dirigida a la paternidad celestial.
Un hijo cuenta con la
protección paternal, la atención paternal y el cuidado paternal. Nuestra
oración debe ser humilde pero confiada hacia un Padre que nos ama.
CUARTO. Su oración fue
una oración prevaleciente.
Nuestro Señor Jesús oró
tres veces bajo la misma agonía y bajo las mismas peticiones.
La Palabra de Dios nos
enseña que debemos persistir en la oración, velando en ella con acción de
gracias.
Una oración continua,
nos permite direccionar constantemente nuestra agonía delante de Dios, lo que a
su vez nos dará descanso y aumentará nuestra confianza en nuestro Padre
celestial.
QUINTO. Su oración fue
una oración sumisa.
El Señor dijo en su
oración:
-No se haga como yo
quiero, sino como tú.
Todo momento difícil deseamos
que termine pronto, pero lo mejor es decirle a Dios que se haga como Él quiere.
Muchos dirán: la verdad
no tengo claro lo que Dios quiere. No es necesario saber lo que Dios quiere,
pero si es importante saber que todo lo que Dios quiere es bueno, justo y
perfecto.
Debemos ceder ante Dios.
Deja que sea como Dios quiere y el determinará lo mejor.
De nosotros es dejar
nuestra oración en sus manos y de Dios es saber cuándo dar, cómo dar, qué dar y
qué retener.
Nunca olvides que
nuestras aflicciones más largas también tendrán su final.
Padre celestial, te doy
gracias por la vida de todos aquellos que han escuchado este mensaje.
Sólo tú sabes el
momento difícil que están viviendo; ayúdales, fortaléceles,
guíales y sobre todo
animales a estar y a permanecer en comunión contigo.
Señor, a medida que
hablamos contigo, tú nos fortaleces, te podemos sentir cerca; cerca de nosotros,
cerca nuestra familia y cerca lo que hacemos.
Gracias te doy porque tú
eres nuestra ayuda y nuestro pronto auxilio en medio de las tribulaciones. En
el nombre de Jesús. Amén.
Dios te bendiga
grandemente.
MIRA EL VIDEO 👇
No hay comentarios.:
Publicar un comentario