Dios te bendiga grandemente.
El recurso más poderoso de un cristiano, es la comunión
con Dios mediante la oración.
A menudo, las victorias son mucho más grandes de lo que
pensamos que sería posible cuando oramos.
Algunas personas ven la oración como un último recurso
al intentar cuando todo lo demás ha fallado, pero es al revés, la oración debe
venir primero; y cuán necesaria se hace muchas veces la respuesta de Dios a
nuestra oración y esto debido al impacto que tiene en nosotros.
La respuesta de Dios alienta el corazón, disipa la duda,
trae consuelo y refresca el alma angustiada.
Por medio de la respuesta a la oración Dios manifiesta
el deseo que Él tiene de que nos acerquemos a Él.
Es cierto que en la oración nosotros buscamos a Dios,
pero es más cierto que en la oración Dios viene a nosotros. También es
importante mencionar que, si nos dejamos llevar por cualquier cosa que sea
placentera y facial, algún día descubriremos que hemos estado adorando a un
dios falso.
Los dioses a los que nos vemos tentados a seguir no son
ídolos de piedra o de madera, pero son igualmente falsos y peligrosos porque
nos hacen depender de cualquier cosa y no de Dios.
El poder, la apariencia y las posesiones materiales,
pueden convertirse en ciertos dioses si les dedicamos nuestras vidas, pero
cuando llegue el tiempo de la crisis y desesperadamente vayamos a estos dioses
sólo habrá silencio, ellos no pueden ofrecer respuestas verdaderas, ni
sabiduría, ni guía.
Es inútil esperar respuesta de algo que no sea el Dios
verdadero; por lo que resulta infructuoso poner nuestra confianza en algo más
que no sea el Dios creador de los cielos y de la tierra.
A continuación, conoceremos el tipo de oración que Dios
responde y para ello tomaremos el magnífico ejemplo que Dios nos ha dejado en
su Palabra.
Leamos Santiago capítulo 5 versículos 17-18 dice:
Elías era hombre sujeto a pasiones
semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no
llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.
Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.
Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.
El pasaje leído nos habla de Elías, un profeta de Dios
que supo lo que era orar y recibir respuesta de Dios a su oración.
El nombre de Elías significa: Jehová es mi Dios.
Elías fue un hombre a quien Dios usó para corregir la
apostasía de su pueblo. La Biblia da testimonio que era un hombre común y
corriente y aun así pudo experimentar el poder por medio de la oración.
Por medio de la oración, Elías recibió la provisión de
Dios y presenció la resurrección de alguien que había muerto; y se dice del profeta
Elías que se le dio el privilegio de traspasar el cielo sin pasar por la muerte.
Un carro de fuego tirado por caballos de fuego se le apareció y subió al cielo
en un torbellino.
Puntualmente dice que Elías era un hombre sujeto a
pasiones como las nuestras. Dándonos a entender que, para recibir respuesta a
nuestras oraciones no se necesita ser alguien extraordinario, pero si se
necesita que nuestra oración contenga lo que conoceremos en el siguiente pasaje
bíblico.
1 Reyes capítulo 18 versículos 36-38 dice:
Cuando llegó la hora de ofrecerse el
holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac
y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu
siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.
Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.
Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.
Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.
Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.
Tres cosas encontramos en este pasaje que gobernaron la
oración que Dios respondió de inmediato al profeta Elías.
PRIMERO.
Él dijo: Jehová Dios, sea hoy manifiesto que tú eres Dios. Dándonos a entender
que, el tipo de oración que Dios responde debe estar enfocada en que Dios se
manifieste y sea Él quien se lleve todo el reconocimiento por lo que hace.
El tipo de oración que Dios responde, debe estar
enfocada en que Dios manifieste su existencia.
Dios nos responde para hacernos saber quién es Él.
Si lo que pides en oración habla bien de Dios y de
quien es Él, ten la plena seguridad de que Él te responderá.
Dios responderá para que no quede duda de que Él es el
único Dios verdadero.
Toda respuesta de Dios debe impactar nuestra vida, de
tal manera que podamos decir: Gracias a Dios por lo que ha hecho.
Toda petición debe estar enfocada en que Dios se
manifieste de manera gloriosa y soberana, de tal manera que Dios pueda decir: Aquí
estoy yo y estoy presente.
Dios conoce nuestro corazón y sabe si lo que pedimos es
para su gloria, lo honra y le retribuye alabanza su nombre. Examina tu oración
y mira si contempla este propósito.
SEGUNDO.
Elías dijo en su oración: Jehová Dios, sea manifiesto que yo soy tu siervo y
que por mandato tuyo he hecho estas cosas.
Al Dios respondernos, lo hace para su honra y su gloria
y de paso nos honra a nosotros con su respuesta manifestando que somos sus
hijos.
Una de las mejores maneras de confirmar que estamos
haciendo la voluntad de Dios, es obteniendo su respuesta a nuestra oración.
Dios nos responderá porque eso habla de su existencia
real, porque eso habla de que nos ama y que está cerca.
Dios nos responde para confirmarnos que está con
nosotros.
Dios no necesita que le inspiremos lástima para
respondernos, pues somos sus siervos y sus hijos.
Sí había algo que Elías tenía claro, era que todo lo
que él estaba haciendo era cumplir con el plan y la perfecta voluntad de su
Dios y esto era para él un fundamento muy sólido que le daba confianza en que
Dios le daría la respuesta a su oración.
Para que nuestra oración sea eficaz tiene que estar de
acuerdo a la voluntad de Dios.
1 Juan capítulo 5 versículos 14-15 dice:
Y esta es la confianza que tenemos en él, que
si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
El secreto para hacer peticiones que se ajusten al plan
de Dios, es conocerle y saber qué cosas Dios considera como prioridades.
La Palabra de Dios nos revela quién es Él y qué cosas
siempre desea hacer y con qué cosa está de acuerdo; por lo tanto, ella (Su
Palabra) nos ayudará a conocer al Padre celestial y a pedir conforme a su
voluntad.
Si lo que has pedido concuerda con la voluntad de Dios,
ten la plena seguridad de que Dios te lo dará en el momento oportuno.
Si tu petición armoniza con la voluntad de Dios, Él te
la concederá, y si no concuerda, debes entender que lo que pides no te conviene
y es mejor que Dios no te lo conceda.
Si no conoces la voluntad de Dios aun así pídele, pero
dile que sea hecho sólo si es su voluntad para contigo.
Entre más conozcas el plan de Dios, más eficaz será tu
oración.
TERCERO.
Elías dijo en su oración:
Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que
conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el
corazón de ellos.
Lo que Elías pedía beneficiaba al pueblo. Él deseaba la
respuesta para que otros conocieran a Dios y que supieran que el Dios de los
cielos deseaba que se acercaran a Él.
Tus peticiones y mis peticiones no deben ser egoístas,
por el contrario, deben procurar el beneficio de otros y el interés de que
otros conozcan a Dios.
Elías no procuró su propia gloria, sino la de Dios por
el bien del pueblo.
Elías tuvo todas sus motivaciones centradas en Dios. A
él sólo le importaba los planes de Dios y cuando nosotros hacemos esto, Dios
nos ha de honrar con su respuesta.
Elías era un hombre como nosotros, él huyó, sintió
miedo y en ocasiones se deprimió, pero aun siendo como era, Dios le respondió.
Dios le respondió a Elías y nos responderá a nosotros para
ayudarnos a terminar lo que Él nos ha mandado hacer.
Dios nos hará accesible sus recursos de manera creativa
para que podamos lograr sus propósitos.
Como Elías, podemos tener la fe en que sea lo que sea
que Dios nos haya mandado hacer, Él proveerá lo necesario para llevarlo a cabo.
Unas pocas palabras emitidas con fe, con ferviente
afecto por la gloria de Dios y amor por las almas de los hombres, constituyen
la oración eficaz del justo puede mucho.
El profeta Elías pidió de tal manera que Dios consideró
que eran razones justas, concretas y necesarias para traer una respuesta
inmediata.
Todos podemos orar con los mismos resultados que obtuvo
el profeta Elías, sólo resta que reflexionemos en lo siguiente:
Pregúntate:
¿Lo que pido estorba o ayuda al propósito de Dios?
¿Deseo su gloria o sólo la mía?
¿Lo que pido beneficia a otros?
¿He estado confiando en mis propias fuerzas para
resolver las cosas?
¿Hay alguna razón egoísta en mi petición?
Si has estado orando mal, corrige tu oración y te
aseguro que Dios te responderá.
Recuerda siempre lo siguiente:
Otros podrán tener mucho más que tú, pero tú tienes la
respuesta de Dios.
Dios te bendiga grandemente.
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