Dios te bendiga
grandemente
El Salmo 69 versículo
13 dice:
Pero yo a
ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad…
y el Salmo 31 versículo
15 dice: En tu mano están mis tiempos;
Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.
Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores.
Si Dios está con
nosotros ¿Por qué se demora en obrar? ¿Por qué tarda en respondernos?
Lo más probable es que
en algún momento de nuestras vidas nos hayamos hecho estas preguntas. Muchas
veces pensamos que Dios se ha ausentado y que no le importamos.
Muchas veces desistimos
porque no sabemos si es la voluntad de Dios esto o aquello, pues no vemos
ninguna señal.
Según nuestro tiempo,
muchas veces sacamos la conclusión de que Dios está tardando con lo que
necesitamos, pero debemos saber que la intervención de Dios no ocurre cuando
queramos o deseamos, sino cuando Dios lo determine conveniente, exacto, preciso
y justo.
Dios tiene un tiempo
perfecto para todo y sé que has escuchado la siguiente frase: “El tiempo de
Dios es perfecto”. La pregunta es: ¿Es esto así?
En la Biblia tenemos
diferentes palabras en los idiomas originales de donde se tradujo el término
tiempo, dentro de las cuales están: Cronos, que es un lapso de tiempo
o duración de tiempo o tiempo medible.
El Cronos, es el tiempo
terrenal y por el que comúnmente nos regimos; llámese días, horas, meses, años.
El Cronos,
podemos decir, que es el tiempo del hombre.
También tenemos la
palabra Kairos que es el tiempo oportuno, adecuado, apropiado,
puntual, preciso, exacto, justo y diseñado por Dios para intervenir en la vida
del hombre de manera sobrenatural, poderosa y precisa.
Kairos nos habla de medida
correcta, período determinado, tiempo oportuno, favorable y de un momento
señalado y preciso. Cronos habla de la cantidad, pero
Kairos nos habla de la
calidad del tiempo.
Dios tiene el señorío
de los tiempos, pero nosotros siempre estamos preguntando: ¿Cuándo haré esto o
aquello? ¿Cuándo me casaré? ¿Cuándo tendré una casa? ¿Cuándo tendré hijos? Cuándo,
cuándo y cuándo.
Cuando estamos viviendo
una situación difícil y deseamos salir de ella y no vemos que Dios viene con
prontitud a socorrernos, comenzamos a cuestionar el tiempo y la manera en que
Dios hace las cosas. Sin embargo, aunque nos parezca que Dios tarde, debemos
tener la plena seguridad de que nuestro Padre celestial sabe exactamente dónde
estamos en cada momento de nuestra vida.
Cada cosa tiene su
tiempo, y como esos tiempos los fija Dios, es de sabios ponerse en sintonía con
Dios para saber qué hacer en cada caso.
Dios el Padre establece
tiempos en que deben ocurrir las cosas a nivel personal, nacional, o mundial. Si
usted quiere cambios y ve que Dios no los hace de inmediato, no se impaciente,
confíe en el tiempo de Dios.
Nuestra naturaleza
humana puede hacer que sea algo difícil esperar en el tiempo de Dios; de hecho,
el ritmo de vida que llevamos hace que nos resulte difícil esperar.
Lo que queremos, con
frecuencia lo queremos de inmediato.
A diferencia de Dios,
este mundo nos ofrece muchas cosas de manera inmediata sin importar el momento
perfecto y la voluntad de Dios y es por esta razón que no siempre lo fácil y Exprés
es lo mejor y lo que más nos conviene.
Para Dios tomar una
decisión siempre considera el momento justo y oportuno. No así nosotros que
casi nunca tomamos en cuenta el proceso de desarrollo y una madurez previa a lo
que queremos.
Jesucristo dijo en Juan
capítulo 7 versículo 6 lo siguiente:
Entonces
Jesús les dijo: Mi
tiempo aún no ha llegado, más vuestro tiempo siempre está presto.
Muchos dirán que ya
están cansados de esperar; pero debo decirte, que no esperar en Dios tiene
terribles consecuencias.
Negarnos a esperar el
tiempo de Dios nos causa angustias inútiles, ya que terminamos administrando
mal lo que Él nos ha provisto para el tiempo de espera.
Dios nos revela su
tiempo y su plan paso a paso, y por no considerar que Dios tiene un plan para
nosotros terminamos adelantándonos e ignorando a Dios y su tiempo.
No esperar el tiempo de
Dios, puede conducirnos a la desesperación, a la rebelión o a seguir adelante
sin Dios.
Hay cosas que se pueden
hacer y lograr, pero en el momento equivocado pueden traer confusión y resultar
en problemas.
Cuando le pedimos algo a
Dios y Él no nos responde de inmediato, terminamos manipulando las
circunstancias para conseguir lo que queremos fuera de la voluntad y el tiempo
de Dios.
Cuando no esperamos en
el tiempo de Dios, inevitablemente terminaremos cometiendo errores.
Para muchos, esperar es
perder el tiempo, pero esto no es así, ya que mientras esperamos en Dios
podemos aprender en el proceso.
Esperar en Dios no
significa que no debamos hacer nada, no significa que uno no haga nada si no
sólo esperar y esperar.
Esperar en el tiempo de
Dios, es hacer lo que nosotros podemos hacer hasta cierto punto y hasta donde Él
nos permita y luego esperar en lo que Él ha de hacer.
Hay cosas en las que
Dios nos ha dicho que actuemos las cuales con claridad las encontramos en su Palabra;
pero hay otras en las cuales hay que esperar en su tiempo perfecto.
No intentemos ayudar a
Dios ni tratemos de forzar las cosas si no nos queremos meter en problemas.
En Dios inevitablemente
vamos a tener que pasar tiempos de espera, pero no necesariamente son tiempos
infructuosos, por el contrario, son tiempos de preparación y de capacitación en
la escuela celestial hasta que llegue el momento de pasar hacia la siguiente
fase de nuestras vidas.
A continuación,
mencionaré algunas cosas que podemos y debemos hacer mientras esperamos el
tiempo de Dios.
-
Mientras
esperas, haz cosas que fortalezcan tu confianza en Dios.
-
Mientras
esperas, prepárate y capacítate para aquello que esperas.
Debemos saber que si
Dios hiciera todo de inmediato no hubiera tiempo para aprender y desarrollar
nuestra fe.
-
Mientras
esperamos, ejercitémonos en aprender a conocer la voluntad de Dios y a
discernir su voz, y mientras esperas tómate el tiempo para rectificar tus
motivaciones y sentimientos frente a lo que esperas.
1 Pedro capítulo 5 versículos
6 dice:
Humillaos,
pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo.
Tu dirás: ¡Si espero lo
pierdo! Déjame decirte lo siguiente: Nunca podrás perder nada de lo que Dios
tiene reservado para ti y sólo para ti.
Qué bueno es Dios,
porque tú consuelo y mi consuelo es, que mientras esperamos Él ha prometido
fortalecernos.
Isaías capítulo 40
versículos 29 al 31 dice:
El da
esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;
pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Ahora respondamos la
siguiente pregunta:
¿Cómo puedo saber cuándo
ha llegado el tiempo de Dios?
PRIMERO. Y para mí una de las
cosas más importantes, y es que, mientras algo no puede ser llevado a cabo sin
pecar, aún no es el tiempo de Dios.
En Génesis capítulo 16,
Abraham, después de haber recibido una promesa de Dios y al ver que se tardaba,
trató de ayudar a Dios revelándose en contra de su tiempo perfecto y terminó
cosechando grandes problemas y graves consecuencias.
Si para lograr lo que
quieres el pecado es el puente, espera, aún no es el tiempo de Dios.
SEGUNDO. Cuando llegue el
tiempo de Dios, Él hará que las cosas pasen.
Hebreos capítulo 11
versículo 11 dice:
Por la fe
también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a
luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había
prometido.
Cuando llegó el tiempo
perfecto de Dios, Él cumplió su promesa para con Abraham. Sara era estéril,
pero Dios hizo que pasara lo imposible.
TERCERO. Al tiempo de Dios,
notarás que no vas sólo, verás que Dios va contigo.
Josué capítulo 1 versículos
5 y 9 dicen:
Nadie te
podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré
contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
Mira que te
mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu
Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Josué capítulo 1,
enseña que el gran líder Moisés había muerto; ahora Dios llama a un hombre que
había estado a la sombra de Moisés. Este era el tiempo de Dios para Josué. Por
lo tanto, Dios le dice: La tarea no será fácil, pero yo estaré contigo. Este es
mi tiempo para ti.
CUARTO. Cuando ha llegado el
tiempo de Dios, lo imposible se hace posible.
Leamos en el Evangelio
de Juan capítulo 11 versículos 3-6 dice:
Enviaron,
pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está
enfermo.
Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro.
Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro.
Cuando oyó,
pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.
Tú dirás:
¿Pero que tiene que ver
este pasaje con esto? Mucho tiene que ver.
Todos sabemos que
Cristo hizo lo imposible con Lázaro resucitándole después de varios días de
muerto. Sin embargo, Él no lo hizo cuando sus hermanas querían sino cuando Él lo
determinó.
No te impacientes, en
su tiempo Dios hará que lo imposible sea totalmente posible.
QUINTO. En el tiempo de Dios,
verás que Él interviene en tu tiempo.
Leamos Hechos de los
apóstoles capítulo 8 versículos 26-27 dice:
Un ángel
del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino
que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.
Entonces él se levantó y fue.
Entonces él se levantó y fue.
Este día para ti puede
ser como un día cualquiera y normal; sin embargo, Dios puede irrumpir en medio
de él para pedirte que hagas algo porque ha llegado su tiempo.
Así pasó con Felipe,
Dios lo necesitaba para el cumplimiento de un propósito en su tiempo y por esto
interrumpió su vida cotidiana.
Dios interrumpe nuestra
vida común y corriente cuando llega su tiempo.
SEXTO. En el tiempo de Dios, verás
la respuesta a tus oraciones.
Proverbios 16
versículos 1 y 3 dicen:
Del hombre
son las disposiciones del corazón;
Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.
Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.
Encomienda
a Jehová tus obras,
y tus
pensamientos serán afirmados.
En otras palabras, el
hombre propone, pero Dios dispone y en su hora verás la respuesta de Dios y
cuando lo veas ha llegado el tiempo de Dios.
SÉPTIMO. Cuando llegue el
tiempo de Dios, Él te hablará. Si, Dios nos hablará porque Él no es mudo. Él se
comunicará contigo y buscará la manera de hacerte saber que su tiempo ha
llegado.
En su Palabra tenemos
varios ejemplos acerca de esto.
Cuando llegó el tiempo
de Dios de hacer algo en la vida de Abram, Dios le habló y le dijo: sal de tu
tierra y de tu parentela al lugar que te mostraré. Génesis capítulo 12 versículo
1.
Cuando el tiempo de
hacer algo en la vida de Moisés había llegado, Dios se le apareció en una zarza
y le habló. Éxodo capítulo 3.
Y cuando el tiempo de
hacer algo en la vida de Pablo había llegado, Dios se le apareció camino a Damasco
y le habló. Hechos capítulo 9.
Cuando en algo llegue
el tiempo de Dios para tu vida, Él te hablará.
Esperemos en Dios,
confiamos en Él porque su tiempo es justo, preciso, puntual y adecuado para el
cumplimiento de sus propósitos en nuestras vidas.
Dios te bendiga
grandemente.
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