En esta hermosa
carrera, tú y yo somos los corredores de la gloriosa carrera de la fe.
El Apóstol Pablo le
dijo al joven Timoteo que el que lucha como atleta no es coronado sino lucha
legítimamente y en 1 Corintios cap. 9
versículo 24 dice: ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren,
pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
Cualquier persona que
corra la gloriosa carrera de la fe, debe saber que debe hacerlo con todo su
corazón, debe hacerlo con todo el ánimo posible, debe hacerlo convencido que va
a ganar, debe esforzarse en la carrera y debe correr siempre apegado a las
normas celestiales.
Hebreos cap. 12
versículo 1 y 2 les da algunas indicaciones a todos aquellos que corremos esta
gloriosa carrera y que debemos tenerlas en cuenta si es que queremos llegar a
la meta, el texto dice: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor
nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que
nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por
delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el
cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
En esta gloriosa
carrera de la fe, debemos saber que nos rodean una gran multitud de testigos,
hombres y mujeres que corrieron, que fueron valientes y no desmayaron hasta
llegar como lo describe el cap. 11 de la carta a los Hebreos.
El texto que leímos
nos enseña 4 cosas importantes que como corredores debemos saber.
Lo primero, es que debemos despojarnos de todo peso.
La idea original del
texto, apunta a que debemos despojarnos de toda vestimenta inadecuada, ya que
nos sumará peso a la hora de correr; por el contrario, debemos estar ligeros y
livianos.
Cuántas personas en
esta carrera de la fe, se acostumbran a vivir llenos de rencor, envidias, enojos;
cuantos nos acostumbramos a cargar cosas innecesarias que terminarán
convirtiéndose en cargas pesadas que nos impiden vivir una vida cristiana llena
de libertad y de gozo en el corazón.
Lo segundo que nos
enseña el texto, es que debemos
despojarnos de todo pecado que nos asedia.
Debemos huir de las
muchas tentaciones que nos asedian para estimular nuestra inclinación a pecar;
cada momento en el que se presenta una tentación, esta se convierte en un
reductor de velocidad durante nuestra gloriosa carrera de la fe.
Lo tercero que nos
enseña el texto, es que debemos correr
con paciencia la carrera que tenemos por delante.
No se trata de correr
por correr, no se trata de correr sin tener un objetivo claro, debemos correr
pacientemente, debemos correr de tal manera que cada día aumente nuestra fe,
debemos correr atendiendo la voz de Dios, debemos correr ejercitándonos de tal
manera que nuestros sentidos se afinen para el discernimiento del bien y del
mal.
Debemos correr
pacientemente, esperando el cumplimiento de cada promesa de Dios. Debemos
correr sin afanes, evitando el cansancio y el agotamiento en medio de la
carrera. Debemos correr día tras día, no importa a qué ritmo lo hagas, lo
importante es que te mantengas corriendo día tras día en esta preciosa carrera
de la fe.
Y por último y lo más
importante, debemos correr puestos los ojos sólo en Jesús.
Poner la mirada sólo
en Jesucristo, es una de las cosas que como creyentes se nos dificulta a todos.
Nos pasa que nos
acostumbramos a fijarnos en cosas demasiado simples de la vida que tienden a
desanimarnos, nos pasa a todos que nos fijamos más en lo que piensan, dicen y
hacen las demás personas, ya sean nuestros familiares, amigos hermanos y
líderes de las congregaciones.
Comenzamos a mirar
hacia el mundo lleno de placeres y entretenimiento, y apartamos la mirada del Señor
nuestro único Salvador y nuestro ejemplo más sublime de perfección y amor. Por
esta razón es que tropezamos tanto y por esta razón es que se apodera de
nosotros el desánimo y perdemos el deseo de seguir avanzando.
Cuántos de nosotros
nos desanimamos al ver el mal testimonio de muchos creyentes, muchos nos
desanimamos al escuchar de las conductas de los líderes cristianos en la
actualidad, pero si quitamos la mirada de todo lo que nos rodea y la ponemos
solamente en el Señor Jesucristo, descubrirás un gran poder para seguir
avanzando en esta carrera, descubrirás que no es razón para detenerse o retroceder
ya que podrás ver al Señor invitándote a seguir.
Si corres esta
carrera mirando solamente al Señor sabiendo que el punto de llegada está donde
está Él, nada te detendrá, es imposible que te detengas y que retrocedas, verás
que nada de lo que sucede y que te rodea serán motivo suficiente para no servir
al Señor.
Vuelve tu mirada a Jesús,
míralo sólo a Él y deja de darle tanta importancia al resto de las cosas que te
rodean, y descubrirás que hay razones suficientes para seguir corriendo hasta
llegar a la meta.
Despójate de todo
peso, no le des lugar a las tentaciones, corre la carrera pacientemente y sobre
todo con tu mirada sólo en Jesucristo.
La intención de este
ejemplar en formato PDF es que sirva para tu propio uso, o para que lo
compartas con amigos que tengan interés.
No debe ser vendido o
usado con fines lucrativos.
Oidores y Hacedores
MIRA EL VIDEO👇
No hay comentarios.:
Publicar un comentario