En el tema de hoy, quiero
que aprendas a cómo esperar el cumplimiento de una promesa de Dios.
En la Biblia
encontramos más de 3.000 promesas de parte de Dios
En la Biblia
encontramos promesas de Dios en cuanto su perdón para cada uno de nosotros, en
cuanto a que Dios nos dará paz, nos bendecirá, nos guiará y nunca nos dejará.
Promesas en cuanto a
que Dios contestará nuestras oraciones, promesas en cuanto a que Dios nos
ayudará a sobrevivir las tentaciones, promesas en cuanto a que Dios nos
protegerá del enemigo, promesas de que Dios nos dará vida eterna, nos hará
partícipe de su Reino, nos dará un cuerpo transformado.
Promesas de que el Señor
vendrá por segunda vez, promesa de que el Señor suplirá nuestras necesidades, promesas
de que Él nos santificará y cumplirá su propósito en cada uno de nosotros.
Dios nos da sus
promesas para que nosotros podamos tener garantía para el futuro.
Debemos creer en las
promesas de Dios, debemos amar las promesas de Dios, debemos meditar en las
promesas de Dios.
Las promesas de Dios
nos permiten vivir confiados en Él y siempre tener un pensamiento claro acerca
de qué será lo que Dios hará en cada situación.
Dios nos ha dado sus
promesas para que sepamos que Él nunca está distante, sino que siempre está
cerca y al cuidado de nosotros.
Dios no tiene ningún
problema en cumplir sus promesas, pues lo que Él ha dicho que hará lo hará.
Dios es un Dios
cumplidor de sus promesas.
La primera promesa de
Dios en la Biblia la encontramos en Génesis capítulo tres versículo 15 donde
después de la caída del hombre, Dios prometió el Libertador y el Salvador de
nuestras almas. Siglos después, Dios cumple sus promesas enviando a su Hijo
Jesucristo para morir por nosotros en la cruz del calvario y así librarnos del
pecado y de la muerte.
Todos sabemos sin
duda alguna que Dios cumplió su promesa en Cristo Jesús.
Dios es un Dios
cumplidor de sus promesas, el problema no es Dios, el problema somos nosotros
que rodeados de pruebas y dificultades permitimos que la duda y la poca fe se
apoderen de nuestras vidas. Esta es la razón por la cual nace este mensaje para
todos ustedes.
¿Cómo debemos esperar mientras Dios cumple sus promesas?
Para esto tomaremos el ejemplo
más preciso que hay en la Palabra de Dios, Romanos 4: 17-21 dice:
17. (como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes)
delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las
cosas que no son, como si fuesen.
18. El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser
padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu
descendencia.
19. Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que
estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz
de Sara.
20. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino
que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios,
21. plenamente convencido de que era también poderoso para hacer
todo lo que había prometido;
Aunque no se mencione
su nombre, el pasaje hace referencia a Abraham, aquel patriarca padre de Isaac.
Abraham fue un hombre
a quien Dios le dijo que le iba a bendecir y que iba a multiplicar su
descendencia como la arena del mar y como las estrellas de los cielos
Dios le hablaba de
descendencia aún cuando su mujer era estéril, pero Dios es un Dios que llama
las cosas que no son como si fuese.
Tomamos el ejemplo de
Abraham porque fue un hombre quien supo esperar con paciencia y que supo
aferrarse a las promesas de Dios.
Dice la Biblia que es
padre de la fe y que su fe le fue contada por justicia delante de Dios.
Después que Dios le
habló a Abraham y le hizo la promesa, dice la Biblia que Abraham creyó a Dios
quien le había hecho la promesa. Él es Dios omnipotente y que llama las cosas
que no son como si fuese.
Dice también de Abraham
que el creyó en esperanza contra esperanza. Abraham apoyó su esperanza al
margen de toda esperanza humana, ya que toda las circunstancias parecían
oponerse a la voluntad de Dios.
Dice la palabra de
Dios que mientras Abraham esperaba la promesa no se debilitó en la fe.
Hebreos capítulo 11:1
dice:
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la
convicción de lo que no se ve.
La fe genuina tiene
varios enemigos, uno de ellos es toda la realidad que nos rodea y que nos dice
que es imposible que Dios haga algo en medio de ella.
Otro enemigo de
nuestra fe, es nuestro propio pensamiento, es nuestro propio razonamiento, son
las propias conclusiones que cada uno de nosotros podemos sacar no aferrándose
ninguna de ellas en fe a las promesas de Dios
Dice el versículo 19, que él no se debilitó en la fe al
considerar su cuerpo que estaba ya como muerto siendo de casi 100 años, no se
debilitó en la fe al considerar la esterilidad de la matriz de Sara y no se
debilitó en la fe a pesar de las realidades que le rodeaban.
Abraham, mientras
esperaba en la promesa de Dios, tampoco dudo. Entendamos por duda, todo tipo de
vacilación en nuestra mente con respecto a que si Dios cumplirá o no sus
promesas.
Dice Efesios 6.16 Sobre todo tomad el escudo de la fe con que
podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Debes tener presentem,
que el enemigo constantemente está tratando de sembrar duda en nuestra mente y
nuestro corazón que nos roben la convicción y la seguridad de que Dios cumplirá
sus promesas.
Abraham había
resuelto creerle a Dios, nunca es la promesa de Dios lo que falla, lo que falla
es nuestra fe.
Mientras Abraham
esperaba el cumplimiento de la promesa, se fortaleció en fe dando gloria a Dios.
Abraham puso por obra
la convicción profunda de que Dios es poderoso y fiel para cumplir lo que
promete.
La fe de Abraham dio
Gloria a Dios, tributó a Dios el honor que se merecía.
En el versículo 20 y versículo 21 dice: Tampoco dudó por
incredulidad de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe dando gloria a
Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que
había prometido. Y en Hebreos 6:15 hay una referencia también acerca de Abraham
dice: él esperó con paciencia y alcanzó la promesa.
El problema en muchos
de nosotros, es que no hemos entendido que debemos esperar en la perfecta
voluntad de Dios. Quizás tú que me escuchas preguntas y dices ¿debo esperar aún
más si llevo tanto tiempo esperando y no he visto la respuesta de Dios?
Debemos tomar y aprender
del ejemplo de Abraham, él envejeció y aún no había llegado el tiempo del
cumplimiento de la promesa.
Creámosle a Dios,
creamos en esperanza contra esperanza, que no se debilite nuestra fe, que no se
apodere de ti y de mí la duda, fortalece tu fe y convéncete de que Dios es
poderoso para hacer todo lo que él ha prometido.
Además, esperemos con
paciencia hasta el cumplimiento de la promesa de Dios, entendamos que todas las
cosas siguen su curso y que Dios no se tardará ni se adelantará, su tiempo perfecto.
No dejemos de creer
porque Dios obrará.
La intención de este
ejemplar en formato PDF es que sirva para tu propio uso, o para que lo
compartas con amigos que tengan interés.
No debe ser vendido o
usado con fines lucrativos.
Oidores y Hacedores
No hay comentarios.:
Publicar un comentario