Cada uno de nosotros
enfrentamos pruebas y aflicciones, pero a menudo en medio de ellas no sabemos
cómo dirigirnos a Dios.
Respondamos a la
siguiente pregunta: ¿Realmente Dios nos pone a prueba?
La Palabra de Dios
nos da la respuesta. Leamos en 1 Pedro cap. 1 versículos 6 y 7 dice: En lo cual vosotros
os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que
ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe,
mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego,
sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
Santiago cap. 1
versículo 2 y 3 dice: Hermanos míos, tened por sumo
gozo cuando os halléis en diversas pruebas, 3sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
Concluimos entonces,
que es evidente que Dios prueba a sus hijos y es evidente que Dios prueba
nuestra fe.
Bíblicamente Dios
prueba nuestro carácter y Bíblicamente Dios cada día través de las aflicciones
trata con cada uno de nosotros.
Hagamos la siguiente
aclaración: El hecho de que Dios nos someta a prueba, no quiere decir de que no
seamos sus hijos, no quiere decir de que estemos en pecado y no quiere decir de
que Dios nos haya desechado. Somos hijos de Dios, Él nos ha elegido, pero es
necesario que Él lleve a cabo su voluntad en cada uno de nosotros y muchas
veces en nuestras vidas el permita aflicciones, pruebas y sufrimientos.
Ninguno de nosotros a
voluntad quisiéramos estar sometidos a momentos de dolor y de sufrimiento, pero
es necesario ya que en esos momentos es donde Dios trabaja en cada uno de
nosotros para amoldarnos a la imagen de su Hijo.
Contestemos entonces
la siguiente pregunta: ¿Es realmente necesario que Dios me someta a prueba?
Debemos aceptar las
pruebas como parte del proceso de refinamiento que consumen las impurezas y nos
preparan para nuestra reunión con Cristo.
Las pruebas nos
enseñan a ser pacientes, nos ayudan a crecer para que seamos el tipo de persona
que Dios quiere que seamos.
Nuestras pruebas y
dificultades fortalecen nuestra fe y nos hacen útiles para Dios.
Así como el oro es
sometido a un proceso de refinamiento a través de altas temperaturas y fuerte
calor para luego quitar todas sus impurezas, así Dios también nos somete a
pruebas para que emerja de nosotros toda imperfección para luego Él quitarla de
nosotros.
Te pregunto: ¿Cómo
aprenderíamos a confiar plenamente en Dios si no somos probados?
¿Cómo tendremos una
relación más profunda con Dios si no somos llevados a momentos donde
reconozcamos que sólo Él nos puede ayudar?
Las pruebas abrillantan
nuestra fe y nuestro carácter.
Debemos ver las
pruebas como un proceso de aprendizaje y de grande crecimiento para nuestras
vidas.
sólo en medio de las
pruebas llegamos a conocer la profundidad de nuestro carácter, quienes somos en
sí, como respondemos a los momentos de dificultad y como nos comportamos en
medio de ellos.
La voluntad de Dios
es glorificarse en medio de nosotros, por medio de nosotros y no solamente
librarnos del dolor y de la angustia.
En ocasiones es
necesario primero crecer hacia abajo para poder echar raíces y las pruebas
evidentemente nos ayudan en este proceso.
Ahora respondamos a
la pregunta central del tema: ¿Cómo debemos orar en medio de las pruebas?
¿Cómo debo dirigirme
a Dios cuando estoy atravesando un momento difícil?
Cuando no entiendo,
cuando no comprendo lo que sucede ¿Cómo oro a Dios, cuando sé que vendrá una
calma pero estoy en medio de la tormenta?
En la Palabra de Dios
encontramos el más sublime ejemplo. En San Mateo cap. 26 versículo 39 encontramos
el momento del Señor en Getsemaní y su oración dice la Palabra: Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo:
Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino
como tú. Luego
en el versículo 42 dice: Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo:
Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu
voluntad.
En medio de las
pruebas, Dios nunca deja de ser nuestro Padre, nuestro guardador; por eso el Señor
Jesús dijo en medio de su oración: Padre mío.
La segunda frase de
la oración del Señor fue: Si es posible pase de mí esta copa.
Es evidente que el Señor
estaba en profunda angustia y grande tristeza, el momento que Él iba a afrontar
era difícil, Él sabía lo que le iba a sobrevenir y como muchos de nosotros
simplemente no quisiéramos estar en momentos de sufrimiento; pero es en esos
momentos donde debemos confiar que Dios es un Dios que no se equivoca, donde
debemos confiar que Dios es un Dios que siempre sabe lo que hace.
La última frase de la
oración del Señor en medio de su prueba fue: Hágase tu voluntad. ¿Qué se
necesita para decirle a Dios hágase tu voluntad?
Se necesita confianza
en los planes de Dios.
Se necesita
obediencia en cada paso del camino.
Se necesita humildad
y un grande temor a Dios.
No se necesita saber
qué sucederá al final, pero si se necesita saber que Dios está trabajando y que
todo resultará en un gran bien para nosotros.
Al decirle a Dios hágase
tu voluntad, estamos diciendo: Dios tu eres quien gobierna; estamos diciendo,
tu plan para conmigo es perfecto, cúmplelo; estamos diciendo, tu todo lo sabes
y todo lo conoces.
Al decirle a Dios
hágase tu voluntad, estamos diciendo: Yo sé que tú me amas y yo confío en ti.
En medio de las
pruebas nunca debemos olvidar que Dios siempre tiene el control de todas las
cosas, que nos da la fortaleza para atravesar cualquier sea la dificultad, el
problema y la aflicción.
Nunca debemos olvidar,
que Él está trabajando, que todo lo que está permitiendo en nuestras vidas es
para nuestro bien.
Siempre recordemos
que Dios está trabajando en nosotros, está amoldando nuestro carácter, que nos
está capacitando para mejores cosas.
Cuando estés en medio
de las pruebas, acuérdate que es necesario que Dios te ensanche para que puedas
recibir y asimilar lo que Dios trae para ti.
Cuando estés en medio
de las pruebas, no creas que todo se acabó o que sea el final, sino piensa que
apenas es el inicio de grandes cosas que Dios está comenzando a traer a tu vida.
Sometámonos pues a su
perfecta voluntad, confiemos en Él, que Él cuida de cada uno de nosotros.
La intención de este
ejemplar en formato PDF es que sirva para tu propio uso, o para que lo
compartas con amigos que tengan interés.
No debe ser vendido o
usado con fines lucrativos.
Oidores y Hacedores
DESCARGAR PDF
MIRA EL VIDEO👇
No hay comentarios.:
Publicar un comentario