Cada persona en este
mundo está puesta para amar y ser amado. Lo más común es que tengamos a nuestro
rededor personas que nos aman y personas a quienes amamos.
Como hijos somos
amados por nuestros padres y como padres amamos a nuestros hijos.
Es muy común decir te
amo y es muy común encontrar personas que nos dicen que nos aman.
Es muy fácil decir te
amo, todos lo decimos; pero ¿Que tan genuino es el amor que profesas y que tan
verdadero es el amor que te profesan?
¿Qué tan verdadero es
el amor que te dicen tener y que tan verdadero es el amor que dices tener?
¿Realmente te aman y
realmente lo que tú sientes en tu corazón es un amor verdadero?
Son muchas las
ocasiones en que el amor es confundido con emociones y muchos lo definen como
un mero sentimiento, pero el verdadero amor involucra todo tus pensamientos,
toda tú voluntad y todas tus acciones.
Quizá te preguntes ¿cómo
identifico un amor verdadero?
El propósito entonces
de este mensaje es que aprendas a identificar un amor puro, un amor genuino, un
amor verdadero.
Veamos algunas
propiedades de un amor genuino.
Nos basaremos
entonces en lo que dice la Palabra de Dios en 1 Corintios cap. 13 versículos 4 al
8: El amor verdadero es sufrido, paciente, soporta males, soporta adversidades
y no se rinde, sigue avanzando a pesar de la tormenta.
El amor verdadero es
benigno, es servicial, es amable y aprovecha todas las oportunidades para hacer
el bien.
El amor verdadero no
tiene envidia.
El amor verdadero no
siente celos ante el bien de los demás, sino que se alegra al ver los momentos
de bien y dicha de los que lo rodean.
El amor verdadero no
es jactancioso, no es fanfarrón no es presumido y tampoco alardea de sus
cualidades, por el contrario el amor verdadero es humilde.
El amor verdadero no
se envanece, no se llena de orgullo y tampoco se siente superior a otros.
El amor verdadero no
se centra en exaltar los méritos propios.
El amor verdadero no
hace nada indebido, no se comporta con rudeza, no es ofensivo, es ordenado y
cortés no hace nada fuera de tiempo ni de lugar.
El amor verdadero no
busca lo suyo, no exige que las cosas se hagan a su manera, no busca su propio
interés.
El amor verdadero no
es egoísta, sino que procura el bienestar de los que están a su lado.
El amor verdadero no
se irrita; las llamas de un amor verdadero apagan fácilmente el furor de la ira
y del enojo.
El amor verdadero no
guarda rencor, no lleva un registro de las ofensas recibidas.
El amor verdadero no
anda contando las malas intenciones, no guarda resentimiento en el fondo del
corazón y tampoco juzga por el pasado. El verdadero amor olvida y no busca
venganza.
El amor verdadero no
se goza de la injusticia, se goza de la verdad. El amor verdadero se alegra
cuando se obra bien y justamente; lo entristece la injusticia y la violencia.
El verdadero amor
todo lo sufre, excusa en cuanto sea posible las faltas de los demás.
El verdadero amor no
señala. El amor genuino todo lo cree, no es desconfiado sino que confía
plenamente.
El verdadero amor
todo lo espera, no se rinde, no se da por vencido, no pierde la esperanza y no
se da por fracasado.
El verdadero amor
todo lo soporta, pone el hombro bajo las situaciones más difíciles. El
verdadero amor no desmaya aunque le falten fuerzas, y por último el amor
verdadero nunca deja de ser, no cae y nunca se acaba.
Sabiendo esto juzga
por tu propia cuenta si verdaderamente te aman y examina si el amor que estás
brindando es genuino, es verdadero y es puro.
Si por alguna razón
no te sientes amado, levanta tu mirada al cielo y recuerda que hay un Dios que
te ama inmensamente, que hay un Dios que demostró el amor que te tiene.
La Palabra de Dios
dice en Romanos cap.5 versículo 8: Mas Dios muestra su
amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
No hay un amor más
grande que éste, no hay mayor muestra de amor que la que Dios nos dio a través
de su hijo Jesucristo. Siendo nosotros pecadores estando desviados y viviendo
en pecado, estando muertos y en desobediencia, Dios nos dio vida juntamente con
Cristo y juntamente con Él nos resucitó y nos hizo sentar en lugares
celestiales con Cristo Jesús.
Nunca olvides que el
amor de Dios es grande, tan alto que no puedes ir arriba de el, profundo que no
puedes estar debajo de el, tan ancho que no puedes ir afuera de el, tan grande
es el amor
de Dios.
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ejemplar en formato PDF es que sirva para tu propio uso, o para que lo
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