¿Cómo se ha que Dios
me ha llamado?
¿Qué es lo que Dios
quiere que yo haga?
¿Qué ministerio y que
don Dios me ha entregado?
Estas son preguntas
que en algún momento de nuestras vidas como creyentes nos hacemos.
En ocasiones pasa y
pasa el tiempo y no descubrimos a que Dios nos ha llamado, que don tengo en mi
vida como cristiano y en que me debo desempeñar.
Una cosa es saber que
somos hijos de Dios, pero otra cosa es descubrir cuál es mi función en el
cuerpo de Cristo.
Espiritualmente
hablando, cada creyente hace parte del cuerpo de Cristo, cada uno de nosotros
tiene una función en ese cuerpo. No hay ningúno inútil, cada uno tiene su
función específica y una de las cosas importantes en la vida es descubrir el
lugar donde Dios me ha puesto para que funcione allí.
Dios a través de su Espíritu
Santo repartió dones, ministerios y operaciones a cada creyente: A unos
constituyo Apóstoles, a otros Profetas, a otros Maestros, a otros Pastores, y a
otros Evangelistas.
A unos dio palabra de
sabiduría, a otros palabra de ciencia, a otros fe, a otros hacer milagros, a
otros dones de sanidad, a otros profecía, a otros discernimiento de espíritu, a
algunos diversos géneros de lenguas, a otros interpretación de lenguas.
Dios pone a los que
ayudan, a los que administran, a los que sirven, a los que enseñan, a los que
exhortan, a los que reparten, a los que presiden, a los que hacen misericordia,
a los que interceden.
Todo lo mencionado
hace parte de una gran lista de dones, operaciones y ministerios que Dios ha
entregado a cada uno de sus hijos. Todo esto Dios lo ha repartido en el cuerpo
de creyentes en el cual nos encontramos tu y yo, por lo tanto, tienes algún
llamado al ministerio, o tienes algún don, o tienes alguna capacidad espiritual
para que la pongas en función de la edificación del cuerpo de Cristo.
Dios cada cosa la
reparte como Él quiere, con el firme propósito de que seamos edificados, que
edifiquemos a otros, que seamos luz y sal de la tierra.
Pero ¿Cómo descubro
cuál es mi función?
¿Qué dones tengo y
que tipo de llamado tengo en el Señor?
Tres
cosas te ayudarán a saberlo:
1.
Descubrirás cuál es tu llamado o cuál es tu
don, cuando examines qué es lo que te produce preocupación. No esa preocupación producto de nuestra desconfianza
de Dios, te hablo de aquella preocupación que es producto de saber que hay
necesidades y que es necesario hacer algo.
Por ejemplo, te preocupa la condición
de las personas sin Cristo, te preocupan las personas que están enfermas, te
preocupas y sientes compasión por las personas que están presas de los vicios
de este mundo, te preocupa la situación de la Iglesia sobre la tierra, sientes preocupación
por la niñez, por la juventud, por los adultos, por los matrimonios, por las
familias, por los hogares, te preocupan aquellos que se alejan de Dios, te
preocupas al ver la falta de oración. A medida que descubras el foco de tu
preocupación y sientas la necesidad de hacer algo al respecto, descubrirás que
Dios te está llamando a obrar.
Al sentir la necesidad de actuar,
deberás saber que Dios te está moviendo a hacerlo. Sin ves una necesidad haz algo
para que sea suplida.
Identifica lo que te trae preocupación
en la Iglesia, en el mundo y en lo que te rodea.
2.
Descubrirás cuál es tu llamado, cuando sepas
qué es lo que te produce una profunda pasión,
qué es lo que te mueve, qué es aquello a lo que estarías dispuesto a entregar
toda tu vida, todos tus pensamientos y todas tus fuerzas.
Al Evangelista le apasiona el
evangelismo, al Pastor cuidar de sus ovejas, al Maestro la enseñanza, al Intercesor
llorar en el altar de Dios en oración, al que ayuda a ayudar, al que lidera
dirigir.
Descubre lo que te apasiona, entrégate
a ello porque es allí donde Dios te llamado a funcionar. La pasión del Señor
fue salvarnos y por esa razón se entregó en la Cruz del calvario por nosotros.
3.
Lo tercero que te ayudará a descubrir tu don
o tu llamado, es la evidencia de la capacidad.
Cada creyente como miembro tiene una función en el cuerpo de Cristo y a cada
uno Dios le ha dado lo necesario para que funcione el 100%.
Si Dios te ha llamado, Él te dará todo
lo que necesitas.
Cada operación y cada
don funcionan a través del poder del Espíritu Santo, sólo somos instrumentos en
las manos de Dios, somos sólo vasos a quien Dios llena para derramarse a este
mundo. Como cuerpo de Cristo, somos la expresión del Señor aquí en la tierra.
Estas 3 cosas deben
ayudarte a descubrir cuál es el lugar donde Dios te apuesto, cuáles son tus
dones y a que Dios te ha llamado. Si ya lo sabes, da fruto al ciento por uno,
sirve a Dios con amor y entrégate todo a Él.
No dejes pasar el
tiempo, es un privilegio servir a Dios, permite que el Espíritu Santo de Dios obre
a través de ti, deja que otros puedan ver el amor de Dios reflejado en tu vida.
Levanta la mano al
cielo y dile al Señor: Heme aquí envíame a mí.
Sea donde sea, sea
haciendo lo que sea, si estás haciendo lo que Dios te ha llamado a hacer, si
estás poniendo en función tus dones, eres útil en las manos de Dios, crecerás,
edificarás a otros y agradarás a Dios.
Gracias te damos Señor
porque hoy somos el reflejo de tu gracia y de tu inmenso amor.
La intención de este
ejemplar en formato PDF es que sirva para tu propio uso, o para que lo
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