18 Cercano está Jehová a todos los que le invocan,
A todos los que le invocan de veras.
19 Cumplirá el deseo de los que le temen;
Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.
A todos los que le invocan de veras.
19 Cumplirá el deseo de los que le temen;
Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.
Cuando oramos, muchos
no contamos con la seguridad de que nuestra oración ha sido escuchada y
recibida por Dios; lo que a su vez nos dificulta convencernos de que Dios nos
responderá.
Nuestra parte es
clamar y confiar que hemos sido escuchados y a Dios le corresponde la respuesta
a la oración.
Dios está cerca de
todos los que le invocan de verdad, Él conoce los deseos del corazón de los que
le temen; oye sus clamores de auxilio y los rescata.
En distintos momentos,
en distintas emociones y en distintos sentimientos, Dios está presto para
escucharnos.
Salmo 102:17 dice:
Habrá considerado la oración de los desvalidos,
Y no habrá desechado el ruego de ellos.
Y no habrá desechado el ruego de ellos.
En nuestra mayor
necesidad, Dios está presto para escucharnos. Él no desecha nuestros ruegos, sino
que los considera y los atiende.
El Salmo 18:6 dice:
En mi angustia invoqué a Jehová,
Y clamé a mi Dios.
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
Y clamé a mi Dios.
El oyó mi voz desde su templo,
Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
Aunque nuestras
angustias resulten siendo un motivo para acercarnos a Dios y pedirle, no por
ello Dios nos rechaza; por el contrario, este Salmo nos da seguridad de que
aunque éste sea el motivo, Dios oye la voz de nuestro clamor.
El Salmo 31:22 dice:
Decía yo en mi premura: Cortado soy de delante de tus ojos;
Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba.
Pero tú oíste la voz de mis ruegos cuando a ti clamaba.
Así como las
angustias, el miedo es otra cosa que nos hace acercarnos a Dios. Te preguntarás
¿Está mal hacerlo?
Absolutamente no; y
aunque estés lleno de pánico, suplica a Dios misericordia y ten seguridad de
que Dios te brindará su auxilio.
El Salmo 138:3 dice:
El día que clamé, me respondiste;
Me fortaleciste con vigor en mi alma.
Me fortaleciste con vigor en mi alma.
Si oramos a Dios con
la plena seguridad de que Él nos escucha, esto se traducirá en fortaleza para
nuestra alma.
El Salmo 6:9 dice:
Jehová ha oído
mi ruego;
Ha recibido Jehová mi oración.
Ha recibido Jehová mi oración.
Y el Salmo 65:2 dice:
Tú oyes la oración;
A ti vendrá toda carne.
A ti vendrá toda carne.
Escúchame bien: Tener
seguridad de que Dios nos escucha, nos permitirá hablar de manera triunfante. Descansarás,
ya que sabrás que cuentas con alguien que no puede fallar. Tus dudas se
ahogarán y podrás navegar seguro, pues Dios será tu capitán.
El Salmo 66:20 dice:
Bendito sea Dios,
Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.
Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.
Dios no pasa por alto
tu oración, no la rechaza, no la desprecia; sino que la atiende, gracias a su
compasión.
El Salmo 34:15; 17
dice:
Los ojos de Jehová están sobre los justos,
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.
Y atentos sus oídos al clamor de ellos.
17 Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.
Y los libra de todas sus angustias.
Hacer lo bueno
delante de Dios nos conviene, ya que nos permite tener mayor seguridad de que
Dios tendrá sus oídos atentos a nuestra oración.
El Salmo 40:1 dice:
Pacientemente esperé a Jehová,
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor.
Dios honra la paciencia
de aquellos que esperan en Él.
Ora a Dios mientras
esperas y llénate de seguridad al hacerlo.
Aunque esperar la
ayuda de Dios no le resultó fácil, David recibió cuatro beneficios al hacerlo,
los cuales tu puedes recibir también.
Primero. Dios lo sacó de la desesperación.
Segundo. Lo llenó de seguridad.
Tercero. Enderezó sus pasos.
Cuarto. Lo llenó de alegría.
Cuando ores a Dios,
debes tener la plena seguridad de que te está escuchando y recibiendo tu
presente suplica.
Confía que Dios
escuchará tu oración, pensara en ella y te la concederá en el momento en que su
eterna sabiduría así lo determine.
Dios puede
concedernos lo que pedimos o cambiarlo por algo mejor para nosotros.
Para terminar, nunca
olvides dar gracias a Dios por Jesucristo, ya que por medio de Él, nuestras
oraciones logran atravesar las puertas de su Reino.
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ejemplar en formato PDF es que sirva para tu propio uso, o para que lo
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