Si hablamos en
términos físicos y literales, esto es imposible; pues la Biblia dice lo
siguiente:
El único
que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los
hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno.
Amén. 1
Timoteo 6:16
Este versículo es muy
claro, ningún hombre ha visto ni puede ver a Dios; pero ¿Entonces de qué se
trata este mensaje? Si te quedas conmigo unos pocos minutos lo sabrás.
Siempre ha sido el
anhelo de muchos de nosotros poder ver a Dios, quizás con el deseo de ver su
rostro.
Para los que creemos,
esto siempre ha resultado en algo intrigante. Pero ¿Se esconde acaso Dios? ¿Acaso
no quiere que le conozcamos?
La Biblia contiene
una gran promesa con respecto a esto. 1 Juan 3:2 dice:
Amados,
ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal como él es.
Sin embargo, en el
aquí y ahora existen tres maneras de poder ver a Dios.
La primera la conoceremos leyendo en Romanos 1:20 dice:
Porque
las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas
hechas, de modo que no tienen excusa.
En otras palabras,
podemos ver a Dios por medio de toda su creación, ya que ella se constituye en
una gran evidencia de su eterno Poder y Deidad.
Respondamos la
siguiente pregunta ¿Qué tipo de Dios nos revela la creación?
La creación nos
revela, un Dios todopoderoso, inteligente y minucioso.
Un Dios de orden y
plena hermosura, un Dios lleno de perfección y sabiduría.
Aún podemos ver a
Dios a través de su creación, a pesar de que ésta se encuentre afectada por la
caída del hombre; pues aún podemos encontrar millones de cosas que de seguro
nos deslumbrará. Por lo tanto, cuando seas sorprendido por lo que Dios creó,
recuerda que detrás de todo está nuestro Dios creador.
El segundo medio por el cual podemos ver a Dios, lo
conoceremos leyendo en Colosenses 1:15 dice:
El es
la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
A demás, Juan 1:18 dice:
A
Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él
le ha dado a conocer.
Sin duda alguna,
Nuestro Señor Jesucristo es para nosotros un fiel reflejo de quién es Dios.
Dios en su creación
se nos revela de una forma general, pero en Cristo lo hace de manera específica.
A través del ejemplo
y la manera de vivir de Cristo revelado en la Biblia, podemos ver cómo Dios
piensa, como Dios ama, como Dios se compadece, sana, salva y liberta.
Jesucristo es la
imagen exacta del Dios invisible, Él es la representación de Dios; no sólo
refleja al Padre sino que también nos lo revela.
En Cristo, Dios
reveló su esencia y naturaleza de una forma en que podía verse y tocarse.
En Cristo, Dios se
hizo hombre y habitó entre nosotros.
En Cristo, podemos ver
la perfecta traducción del Padre al lenguaje humano; no sólo en sus palabras,
sino en su propia persona.
Y el tercer medio por el cual podemos ver a Dios, lo
conoceremos leyendo en
Job 42:5 dice:
De
oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.
Podemos ver a Dios
por medio de lo que continuamente hace en nosotros; y no me refiero solamente a
sus bendiciones, sino también, a todo momento difícil que nos permite en su
soberana voluntad.
El texto que acabamos
de leer, contienen las palabras de alguien que vivió una de las más grandes
pruebas registradas en la Biblia y que luego de haber pasado por ella, pudo
llegar a la conclusión de que todo había servido para ver y conocer plenamente
a Dios.
Otra forma de leer
este texto también sería: Hasta ahora solo había
oído de ti, pero ahora te he visto con mis propios ojos.
Te pregunto ¿Logras
ver a Dios en medio de tus tribulaciones, problemas y angustias?
Si no le logras ver,
te aconsejo lo siguiente:
En medio de todo
adverso que vivas, no pierdas de vista que tras ello llegarán las grandes lecciones
que harán que Dios se haga más real para ti.
Si aún no logras ver
a Dios revelado en Cristo, te invito a que profundice en tu relación personal
con Él a través del estudio de su Palabra y de la oración; y
nunca pierdas la
sensibilidad de ver a Dios en toda su creación.
La intención de este
ejemplar en formato PDF es que sirva para tu propio uso, o para que lo
compartas con amigos que tengan interés.
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