lunes, 22 de abril de 2019

2 Cosas que necesitas para no ser vencido por Satanás

Dios te bendiga grandemente.

2 Corintios 10:4 dice:
Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.

Sin duda alguna, la vida de los hijos de Dios es considerada una milicia, por tal razón, tu vida no puede parecerse a un tiempo vacacional, si no a una escuela donde te entrenas para la batalla.

Efesios 6:10-18 dice:
6:10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
6:11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
6:13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
6:14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
6:15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
6:17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

A continuación, analizaremos algunos aspectos básicos de nuestra lucha espiritual.

Primero. ¿Con qué poder y fuerza enfrentaremos al enemigo?
El versículo 10 dice: fortalecernos en el Señor y en el poder de sus fuerzas.

Muchos pensarán que para sobrevivir en esta lucha espiritual hay que ser fuertes, ágiles y rudos; pero Dios dice: no es necesario; porque son con mis medios, ya que los tuyos no funcionan.

Te puedes sentir débil, acosado por el enemigo, cansado, desalentado y pobre, pero teniendo a Dios y sus instrucciones venceremos.

Quizás seamos débiles y frágiles, pero no necesitamos usar planes y métodos humanos para ganar la batalla. Las poderosas armas y defensas de Dios están disponibles para resistir.

Zacarías 4:6 dice: No es con espada, ni con ejército; sino con mi Espíritu dice el Señor.

Segundo. ¿Qué nos ha provisto Dios para vencer?
El versículo 11 de Efesios 6 dice:
Vestíos de toda la armadura de Dios.

Estamos en Victoria y obtendremos la victoria en cada batalla; y para esto, Dios nos ha provisto lo necesario.

El hecho de que Dios nos haya proporcionado una armadura; su armadura, es evidencia de su cuidado y amor hacia nosotros.

Dios no nos da cosas que no funcionan, lo que Dios da funciona al 100%.
Su armadura es totalmente eficaz para protegernos y salvaguardar nuestras vidas aún en lo más recio de la batalla.

Para luchar en contra de los poderes espirituales no valen las armas humanas; por lo tanto, hay que fortalecernos en el Señor y vestirnos con su armadura. Estas son las dos cosas necesarias para poder enfrentar a Satanás.

Respondamos la siguiente pregunta: ¿Por qué una armadura?
Una armadura, expresada esta en términos metafóricos con relación a las que en el tiempo de Pablo usaban los soldados romanos y griegos; pero aplicado en un sentido espiritual, provee al soldado de protección, seguridad, confianza y ayuda, y esto es precisamente lo que Dios quiere darnos.

Tercero. ¿Qué es lo que Dios espera de nosotros en medio de la batalla?
Lo que Dios espera de nosotros, es que podamos estar firmes contra todas las asechanzas del diablo.
No podemos salir corriendo ante la primera embestida, debemos defender nuestra posición. Nuestra posición en el campo de batalla sin lugar a dudas, es defensiva y no ofensiva.

Continuamente encontramos en el pasaje que leímos palabras tales como: estar firmes y resistir; e inclusive, la espada del Espíritu aquí mencionada, no es una espada larga, sino una corta, como especie de una daga. No para persecución, sino para la defensa personal y librar batallas cuerpo a cuerpo.

La razón de esto, es que el enemigo está ya de antemano derrotado legalmente en la Cruz del calvario y no puede ganar la guerra; no puede sacarnos de nuestra posición de victoria en Cristo, pero si nos puede hacer tropezar; por eso la orden para nosotros es resistir y estar firmes.

El final del versículo 13 dice: y habiendo acabado todo estar firmes.

En ningún momento del pasaje se habla de un final donde el creyente sale derrotado; por el contrario, la victoria es segura si te pones la armadura de Dios.

Satanás anda como león rugiente, pero Dios no nos ha dicho que persigamos al León, sino que lo resistamos en el día malo.

Cuarto. ¿Contra quién es nuestra lucha espiritual?
El versículo 12 dice, que es en contra de seres espirituales caídos que están al mando de Satanás.
No son personas, son seres malignos; no son simples fantasías, son reales.
Estos seres son nuestros enemigos y tienen sus blancos fijos para atacar.

Detrás de todo lo que se opone a Dios, a sus hijos, a Jesucristo, al Evangelio, están los poderes invisibles y el engaño del diablo.

Quinto. ¿cuál es la orden de nuestro Capitán?
Su orden es tomar toda la armadura que Él nos ha provisto para que podamos resistir en el día malo.

A partir de ahora, nos deleitaremos en el estudio de lo que realmente es y significa la armadura de Dios; analizaremos cada pieza, conoceremos la razón de Satanás al atacarnos y descubriremos los beneficios que esta poderosa armadura nos brinda.

-Lo primero que encontramos en esta armadura, es el cinturón de la verdad; el cual proporciona firmeza y seguridad.
Hay dos cosas que cobran mucho sentido en esto.

Primero. Aquí la verdad debe ser entendida como la verdad contenida en la Palabra de Dios; y segundo, debe ser tomada en el sentido de tu propia integridad.

Ahora bien, conociendo la pieza de la armadura, descubriremos a que le apunta Satanás.

Satanás le apunta al poder de la Palabra de Dios en ti y a tu integridad. Por lo tanto, día tras día debes mantenerte aferrado a la verdad de Dios y viviendo siempre en integridad; ya que sabe el diablo, que, si logra afectar esto, tropezarás; y tu testimonio y la obra del Espíritu Santo en ti, se verá afeada por ello.


-Lo segundo que encontramos en esta armadura, es la coraza de justicia. Debe entenderse aquí el término justicia como rectitud de comportamiento y conducta.

Ahora bien, conociendo la pieza de la armadura, descubriremos a qué le apunta Satanás.

Satanás sabe que, si logra afectar nuestra rectitud y nuestra vida acorde a la Palabra de Dios, contristaremos al Espíritu Santo y se desdibujará la imagen de Jesucristo en nosotros.

Recuerda, la coraza debe cubrir de manera total todo tu pecho donde se encuentra especialmente tu corazón. Por tal razón, expande y amplía tu vida en rectitud para siempre estar protegido, de modo que el enemigo no encuentra ningún lugar por donde hacerte daño.

-Lo tercero que encontramos en esta armadura, es el calzado del Evangelio de la paz.
Calzarse los pies con el Evangelio, aquí no es para salir a las misiones; sino, para estar bien parados en el día malo. Significa, que la necesidad de hacerlo es para gozar de la paz interior pues con sus verdades podemos tener seguridad de la victoria en la batalla.

Ahora bien, conociendo la pieza de la armadura, descubriremos el blanco de Satanás.

Te pregunto:

¿Realmente conoces el Evangelio?

¿Sabes en qué consisten las Buenas Nuevas de salvación de nuestro Señor Jesucristo?

¿Te dan las verdades del Evangelio seguridad?

-Lo cuarto que encontramos en esta armadura, es el escudo de la fe.
Tomemos nota de los siguiente: Este escudo, no es el escudo pequeño de alrededor de 70 cm que llevaban los soldados de a caballo; este escudo era el escudo grande de más de 
1 m de largo, que cubría de por debajo de las rodillas hasta la altura de los ojos.
Este escudo, es un escudo de fe o que representa la fe. En otras palabras, representa nuestro firme apego a la verdad de Dios revelada, nuestra confianza en Dios y en lo que Él nos ha prometido.

Esta fe, puede hacer que toda duda del enemigo caiga al suelo y termine inofensiva por más fuerte y agresiva que sea.

No puedes caer en una situación en la que la fe no te sea útil. Hay una promesa de Dios dedicada para cada situación, y Dios tiene sabiduría, habilidad, amor y fidelidad para librarte de cada peligro y, por lo tanto, sólo tienes que confiar en Dios y de seguro vendrá la liberación.

No sé si lo has notado, pero toda la armadura de Dios resulta efectiva y mucho más poderosa que cualquier ataque del enemigo.


-Lo quinto que encontramos en esta armadura, es el yelmo o casco de la salvación.
El versículo 17 dice: Tomad el yelmo de la salvación. En otras palabras, tomad, recibir, aceptar. No opcionalmente si no obligatoriamente.
Recuerda que la salvación es un regalo de Dios.

Te preguntarás: ¿Por qué la salvación como casco?

Es la salvación como casco, porque la seguridad de nuestra salvación presente y futura, es la mejor protección para la cabeza; ya que permite que la mente del creyente no se vea afectada por la tentación de duda e inseguridad.

Ahora bien, conociendo la pieza de la armadura, descubriremos el blanco de Satanás.

El blanco aquí de Satanás, es tu mente. Por lo tanto, protege tu mente; llénala de la Palabra de Dios y de la seguridad de nuestra salvación eterna.

-Lo sexto que encontramos en esta armadura, es la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios.

La Palabra de Dios, es útil para todo; y en este caso resulta en un arma defensiva para la persona quien la empuña.

Esta espada nunca nos debe faltar en la defensa de nuestra fe, de nuestra seguridad, de nuestras bendiciones, de nuestra familia, de nuestro trabajo y en la defensa de nuestra relación con Dios.

El texto también dice, que esta espada es la espada del Espíritu; porque es el Espíritu Santo quien te la ofrece y te capacita para usarla.

No podemos terminar sin recalcar lo que dice el versículo 18 de este Efesios 6, ya que sin duda alguna nada ha de funcionar sin oración.

En este versículo, el Señor nos exhorta a que oremos en todo tiempo, con todo tipo de oración, acciones de gracias, peticiones y súplicas guiadas por el Espíritu Santo, orando con toda perseverancia y orando los unos por los otros.

Recuerda siempre, que la vida cristiana está llena de batallas en contra de fuerzas malignas encabezadas por Satanás; para contrarrestar sus ataques, debemos depender de la fuerza de Dios, usar cada pieza de la armadura que Él nos ha provisto y acompañar todo con oración. Haciendo esto, es imposible que Satanás nos derribe.


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