¿Han dicho cosas
acerca de ti que no son verdad?
¿Te han levantado
falso testimonio?
¿Te sientes ofendido?
¿Han dicho cosas
acerca de ti con la intención de humillarte?
¿Estas ofendido?
¿Hicieron cosas con
las cuales te han hecho daño y ha maltratado tu corazón?
¿Se han burlado de ti
y eso te ha ofendido?
¿Te han despreciado y
te han insultado?
¿Te ha ofendido
aquella persona que nunca te imaginaste que lo haría?
¿Has recibido ofensas
de quienes menos lo esperabas?
Al estar ofendido, se
llena tu corazón de amargura, enojo, rabia, desilusión y mucha tristeza. Sientes
deseo de vengarte y no puedes ver aquella persona que te ha ofendido con agrado.
Cuando estamos en
esta situación, debemos saber que Dios no quiere que alberguemos en nuestro
corazón esta clase de sentimientos.
Pero ¿cómo te puedes
librar de esto?
¿Cómo te puedes
deshacer de aquellos sentimientos que provienen de un corazón ofendido?
Y la pregunta más
importante ¿que debes hacer con aquella persona que te ha ofendido?
Veamos entonces lo
que nos enseña la Palabra de Dios acerca de este tema en 2 Corintios 2: 5 al 11
dice: Pero si alguno me ha causado
tristeza, no me la ha causado sólo a mí, sino en cierto modo (por no exagerar)
a todos vosotros. Le basta a tal persona esta reprensión hecha por
muchos; así que, al contrario, vosotros más bien debéis perdonarle y
consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual
os ruego que confirméis el amor para con él. Porque también para este fin
os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. Y
al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo lo que he perdonado,
si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en presencia de
Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no
ignoramos sus maquinaciones.
Hablemos rápidamente
acerca del contexto de este pasaje: Había una persona que le había causado
tristeza al apóstol Pablo, tal persona había pasado un periodo de disciplina y
ahora era tiempo de perdonarle y restaurarle, y lo único que le aconseja el
apóstol Pablo a los demás creyentes que estaban allí en Corinto, era que debían
perdonar a aquella persona que le había ofendido.
Por lo que nosotros
podemos leer acerca del apóstol Pablo, entendemos que era un hombre temeroso
absolutamente de Dios, un hombre con un llamado especial, un hombre a quien
Dios le llamó como apóstol y lo envió específicamente a los gentiles.
Un hombre de quien
tenemos muchas cartas en la Biblia inspiradas por el Espíritu Santo, cartas que
hasta este día nos edifican; pero aunque nos parezca extraño, también había personas
que dudaban de su apostolado, había personas que se burlaban de su apariencia
física y había personas que le tenían por poco. Hacían comentarios acerca de él
no edificantes, con la intención de ofenderle; pero él tenía un arma siempre
lista en contra de este tipo de ofensas.
Su arma más efectiva
para todo esto, era el amor de Dios.
Él combatía toda
ofensa con el perdón producto del amor de Dios en su corazón.
Es claro y fácil de
entender qué es lo que yo debo hacer con aquella persona que me ha ofendido y
cómo me libro de los sentimientos en mi corazón producto de aquella ofensa.
Para algunos resulta
simple y para otros no, pero aunque nos resulte sencillo o difícil, debemos
perdonar.
Cuando perdonamos,
quitamos la culpa de sobre quien nos ha ofendido.
Cuando perdonamos,
cubrimos las ofensas con amor y hacemos a un lado el odio y el rencor.
Cuando perdonamos,
imitamos a Dios quien nos ha perdonado a nosotros, siendo nosotros viles
pecadores, y sin merecerlo Él nos ha salvado.
Cuando perdonamos,
cerramos la puerta a todo sentimiento que llega para hacernos daño, para
afectar nuestra comunión con Dios y nuestra relación con los demás.
Cuando perdonas, eres
engrandecido y puesto en mejor posición que aquel quien te ha ofendido.
Muchos dirán: Es
difícil y creo que no puedo hacerlo, ¡fue muy grande la ofensa!
Cuando perdonamos a
quienes nos ofenden, le damos paz y tranquilidad a nuestro corazón, impedimos
hacernos daño, impedimos que nuestra relación con Dios se vea afectada e
impedimos que nuestra relación con los demás se torne simplemente en sólo
amarguras.
Cuando perdonas, le
das la oportunidad a todas las heridas que están en tu corazón para que sanen.
Cuando perdonamos,
damos muestras de valentía.
Cuando perdonamos,
ponemos punto final a una cadena de amarguras, resentimientos y rencores de
toda una vida.
Escucha bien lo que
quiero decirte: Dios está esperando que pongas en práctica el perdón, Dios
quiere y es su voluntad que perdonemos sin hacer preguntas y sin poner
condiciones.
Versículos que hablan
a cerca del perdón.
San Mateo 18: 21 al
22 dice: Entonces se le acercó Pedro y le
dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta
siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces
siete.
San Marcos 11: 25 y
26 dice: Y cuando estéis orando,
perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está
en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros
no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará
vuestras ofensas.
San Lucas 6: 37 dice: No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis
condenados; perdonad, y seréis perdonados.
Efesios 4:32 dice: Antes sed benignos unos con
otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó
a vosotros en Cristo.
Colosenses 3:13 dice: soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a
otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os
perdonó, así también hacedlo vosotros
Que Dios te bendiga y
que el Señor nos de la gracia suficiente para perdonar a aquellos que nos
ofenden.
La intención de este
ejemplar en formato PDF es que sirva para tu propio uso, o para que lo
compartas con amigos que tengan interés.
No debe ser vendido o
usado con fines lucrativos.
Oidores y Hacedores
MIRA EL VIDEO👇
No hay comentarios.:
Publicar un comentario