Dios el alfarero de nuestras vidas

Jeremías 18: 1 al 6 dice: Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.

Romanos 9: 20 al 21 dice: Más antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?

Que gran privilegio es que Dios ponga sus hermosas manos sobre nosotros; que bueno saber que Dios día tras día trabaja en cada uno de nosotros.

La Palabra de Dios enseña, que Dios nos hizo a su imagen y a su semejanza, pero desde aquel día en que el hombre desobedeció a Dios en el huerto del Edén, esa imagen que traíamos de Dios se ha desdibujado, hemos perdido la figura, y lo que Dios está haciendo hoy contigo y conmigo es una vez más conformarnos a su imagen.

Los versículos que leímos claramente muestran a Dios como el alfarero, y claramente también dicen que tú y yo somos como el barro en las manos de Dios.

Somos entonces como el barro en las manos del alfarero, pero ¿cómo es el barro en las manos del alfarero?

El barro, es para el alfarero el material más humilde que pueda encontrar para él hacer obras de arte y cualquier cosa que pueda ser útil.

El barro en las manos del alfarero, es aquello que se ha de prestar para materializar su pensamiento en el.

El barro en las manos del alfarero, es aquello que le permite expresarse; pero si el alfarero al momento de trabajar el barro lo encuentra demasiado duro, lo encuentra muy pequeño o encuentra alguna piedra en él, se puede echar a perder en su mano, por lo que puede tomar otro pedazo de barro y hacer algo nuevo conforme mejor le parezca.

Son 2 las lecciones que debemos aprender de este mensaje.

La Primera es: Dios es el alfarero.

Dios es plenamente soberano, todopoderoso y sabio para darnos la mejor forma y para hacer de nosotros como a Él mejor le parezca.

Siendo Dios el alfarero de nuestras vidas, tiene toda potestad de hacer con nosotros conforme a su voluntad, pues Él es nuestro Señor y nuestro dueño.

Las manos del alfarero, son manos amorosas y perfectas, por lo que debemos tener la plena seguridad de que Dios sabe lo que hace.

La segunda lección que debemos tomar de este mensaje, es que nosotros somos el barro; y como barro, Dios pasa sus manos sobre nosotros para moldearnos, trabajarnos y darnos forma.

Él es quien trabaja sobre nosotros, para que al final podamos ser útiles en sus manos. Él puede hacer de nosotros vasijas las cuales puede llenar para derramarse al mundo en estos tiempos.

Todos los que somos hijos de Dios, hemos experimentado el trato de Dios, para algunos esto resulta muy doloroso, involucra muchas tristezas y aflicciones.

Muchas son las veces que no podemos entender lo que está sucediendo y nos cuesta saber qué es lo que el alfarero tiene en su mente; pero es en estos momentos donde nos toca ser humildes para con Dios y permitir que él trabaje con toda libertad. Es necesario saber, que él tiene potestad para trabajar como quiere en nosotros.

Si Dios en estos momentos está trabajando sobre ti, dale la gloria, reconoce su amor y su sabiduría en lo que está haciendo. Dios no se equivoca, él quita lo que tiene que quitar y deja lo que tiene que dejar de tal manera que de tu vida resulte lo que él tiene en su mente.

Resulta doloroso ser moldeado por Dios, pero es en estos momentos donde más debemos confiar en Él.

En esos momentos de duro trato, debemos pensar que Dios está tallándonos a su imagen. No es fácil pasar por estos momentos, pero también sucederá que en estos momentos Dios enviará su Espíritu Santo para consolar tu corazón, por lo tanto, descansemos y confiemos que el alfarero tiene todo bajo control.

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