El poder de levantar nuestras manos en oración.

¿Se compone nuestra oración a Dios sólo de palabras?

¿Existe acaso otra forma de hacerle saber a Dios lo que siente nuestro corazón decir?

¿Puede acaso nuestro cuerpo juntarse con nuestras palabras para que nuestra oración sea más eficaz?

En este mensaje, aprenderemos acerca de la importancia que tienen levantar nuestras manos mientras oramos a Dios.

Comencemos con un ejemplo acerca del gran impacto que tienen levantar nuestras manos a Dios mientras oramos intercediendo por otros.

Leamos en el libro de Éxodo17:8-13 dice:

17:8 Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim.
17:9 Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano.
17:10 E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.
17:11 Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.
17:12 Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.
17:13 Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada. 

Israel el pueblo de Dios, continuamente libraba grandes batallas para su supervivencia y conquista.

Muchos pensarán que para esto sólo se necesitan armas y mucha fuerza; pero en esta ocasión, una oración intercesora y unas manos levantadas hacia el cielo, fueron la clave para que el pueblo de Dios pudiera vencer.

Dice claramente el versículo 11

Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. 

Según este texto, levantar las manos a Dios significó para los que estaban luchando, un acto visible de lo que significa buscar la ayuda de Dios para poder vencer, para poder ganar y para poder prevalecer.

Dice además el versículo 12

Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. 

Tres cosas importantes hay para notar en este versículo:

Primero. Las manos de Moisés se cansaban, y lo más probable es que tú y tus manos también se cansen y es precisamente aquí donde debes recordar que muchos están en pie gracias a Dios y a la influencia poderosa de tu oración. Muchos siguen luchando, gracias a la ayuda Divina producto de una oración intercesora y a manos que se levantan a favor de ellos.

Segundo. Cuando Moisés estaba cansado, se sentó sobre una piedra. Cuando tú estés cansado y ya no sientas fuerzas, descansa en Cristo, el cual es la Roca de nuestra salvación; nuestro gran sumo sacerdote intercesor y quien nos ayuda a orar con nuestras manos en lo alto.

Tercero. Estando Moisés sentado, Aarón y Hur sostenían sus manos hasta que hubo en ellas firmeza, fe y fidelidad.

Dios está interesado en que tú perseveres en la oración.

Busca personas que también amen el hablar con Dios y ellos se convertirán para ti en quienes te ayuden cuando te sientas cansado y agotado.

El Salmo 28:2 dice:

Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti,
Cuando alzo mis manos hacia tu santo templo.

Cuando levantas las manos al cielo mientras oras, le estás diciendo a Dios: Aquí estoy, escucha y responde mi oración. Oye la voz de mis ruegos con que clamó a ti; escúchame y no te desentiendan de mí oh Dios.

El Salmo 63:4 dice:

Así te bendeciré en mi vida;
En tu nombre alzaré mis manos.

Cuando levantes tus manos en oración a Dios dile: Padre, en tu nombre levantó mis manos hacia ti. Al mismo tiempo le estarás diciendo: Dios, por quien tú eres y en base a tu misericordia gracia y bondad, oro a ti en el nombre de Jesús.

El Salmo 77:2 dice:

Al Señor busqué en el día de mi angustia;
Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso;
Mi alma rehusaba consuelo.

Miremos dos cosas importantes en este versículo:

Primero. El Salmista dice: Al Señor busqué en el día de mi angustia. Lo cual nos enseña, que la angustia que sintamos, en vez de ser algo que nos aleja de Dios, debe provocar que nos acerquemos mucho más a Él en oración, ya que Él es quien realmente nos puede ayudar.

Segundo. El Salmista también dice: Alzaba a Él mis manos de noche sin descanso. El sueño y el cansancio, suelen ser dos obstáculos en la vida de oración de cualquier creyente; pero aunque así lo sea, nuestra motivación para Orar y levantar nuestras manos a Dios debe ser mayor, en vista de lo que podemos lograr si esto hacemos.

Y el Salmo 134:2 dice:

Alzad vuestras manos al santuario,
Y bendecid a Jehová.

Cuando alces tus manos en oración a Dios, hazlo también para bendecirle, y mientras sostienes tus manos arriba dile: Cuán grande, bueno, poderoso, amoroso y glorioso eres oh Dios.

Engrandécele y dale todo el reconocimiento a Dios por todas las cosas que Él hace; esto alegra el corazón de Dios.

Para terminar quiero que sepas, que cuando levantamos nuestras manos a Dios en oración, también estamos diciendo, que Dios está por encima de todo viendo y considerando todas las cosas y que desde allí obrará en favor de sus hijos.

Que importante es levantar nuestras manos a Dios en oración. Hazlo a menudo y notarás el gran impacto que tiene.

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