miércoles, 20 de febrero de 2019

¿Por qué Dios nos permite las pruebas y aflicciones?

¿Qué es lo que Dios trata de hacer con mi vida al permitirme pruebas y aflicciones?

Deuteronomio 8:1- 20
En esta ocasión leeremos solamente el versículo 1-3 dice:

Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres.

Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.

Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre. 

 
Las pruebas y las aflicciones se constituyen en los medios por los cuales Dios nos enseña y forma nuestro carácter.

Dios las permite en nuestras vidas, con el firme propósito de que alcancemos madurez, para así convertirnos en buenos administradores de lo que Él tiene reservado para cada uno de nosotros.

El propósito de Dios para con su pueblo después de sacarlo de Egipto, era introducirlo en la tierra la cual él les había prometido; esto para ellos se convertiría en la mayor bendición, pero Dios que conoce los corazones, sabe que es necesario primero formar nuestro carácter y educarnos para que podamos alcanzar madurez con tal de que lo que Él nos da para bien no se convierta para mal debido a un carácter débil y cambiante.

La Biblia enseña que Dios le permitió al pueblo de Israel divagar en el desierto por 40 años.

El desierto se convirtió para el pueblo en una escuela.

¿Qué era lo que Dios quería que ellos aprendieran en medio del desierto?

Lo que Dios quería que ellos aprendieran en medio del desierto, es lo mismo que Dios quiere que tú y yo aprendamos por medio de las pruebas y aflicciones.

 Dios quería que ellos aprendieran obediencia.

Aprender a obedecer los mandamientos de Dios, no solamente te garantiza vida en abundancia aquí en la tierra, sino que te preservan para la vida eterna que Dios tiene reservada para sus hijos.

Otra razón por la cual Dios deseaba que ellos aprendieran a obedecerle, era para que pudieran ser multiplicados en la tierra donde Dios les había de introducir.

El obedecer a Dios, es lo único que te puede garantizar la plena bendición de Dios y que tu vida sea una vida fructífera.

Dios quería que ellos aprendieran obediencia a su Palabra, para que ellos pudieran entrar y conquistar la tierra que Él les entregaba.

A menos de que aprendamos a obedecer a Dios, conquistaremos lo que tenemos al frente.

Cuando obedecemos a Dios, Él se encarga de pelear las batallas por nosotros.

Debemos obedecer a Dios y dejar todas las consecuencias en sus manos.

Aunque las pruebas y aflicciones sean al parecer desagradables, resulta provechoso no olvidar esos momentos de trato del Señor y de mucho aprendizaje nuestras vidas.

Dios nos permite las pruebas y aflicciones, para saber lo que hay en nuestro corazón y mirar si somos fieles a Él, tanto en la escasez como en la abundancia.

A medida que Dios permite las pruebas y aflicciones, se revela lo que realmente hay en nuestro corazón, y es allí donde Dios comienza el verdadero proceso de refinamiento de nuestro carácter.

Dios nos aflige y nos prueba, pero también nos sustenta y está con nosotros en el proceso.

Es la voluntad de Dios que en todo seamos agradecidos con Él, tanto en lo más pequeño como en lo más grande.

Inevitablemente después de la tormenta viene la calma y detrás de las pruebas y aflicciones llega la gran bendición de Dios.

No hay forma que Dios te niegue sus grandes bendiciones después de ser probado y afligido.

 Dios te aflige y te prueba para formarte. Dios lo hace con el propósito de ensancharte desde dentro hacia afuera, para que al momento de Él bendecirte, puedas llegar a ser un buen administrador de todas las cosas que Dios tiene preparadas para ti.

Demos siempre gracias a Dios en todo, pues Él nos guía conforme a su voluntad. Pidamos que Él nos enseñe todo lo necesario para poder alcanzar la madurez que Él desea que alcancemos.

 La intención de este ejemplar en formato PDF es que sirva para tu propio uso, o para que lo compartas con amigos que tengan interés.
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